Los doce trabajos:15



El dozeno trabajo de Hércules fue cuando sostuvo el çielo con e en los sus ombros en lugar de Atalante, que tal cargo le encomendó. Esta ficçión por los poetas es en la siguiente puesta manera.


Fue en Libia un rey llamado Atalante, omne de grant fuerça e de virtuoso propósito, al cual plazía mirar el movimiento del çielo e se deleitava catar al fermosiguamiento de las sus estrellas. E contesçió en su tiempo qu'el çielo por antigüedat caía a pedaços e se derribava. Esto veyendo Atalante, dolióse que tan fermoso cuerpo peresçiese e tanto orden de movimiento perdiese su curso. E, por ende, dexó la cura del regno e púsose a sostener con sus ombros el çielo, maguer le fuese exçessivo trabajo. Estuvo ocupado en esta cura fasta esperar remedio, que por ayuda de otro más valiente fuese proveído al sostenimiento del çielo e confirmaçión de aquél. E cuanto duró la su fuerça non fallesçió al dicho sostenimiento. A la fin, sobrado del grant peso e carga desigual, aviendo ya mucho durado aquel afán, embió por Hércules, el fuerte, e rogóle en su lugar quisiese en los sus mas dispuestos para esto ombros sostener el çielo. Hércules, que tantos trabajos terrenales, como ençima es dicho, passar non dubdó, menos se quiso escusar en el çelestial trabajo e poner aí toda su fuerça.


El dios Júpiter, por piedat e complazimiento de tal acto, así de parte de Atalante, que con zelo e amor qu'el çielo durase demandava ayuda, como de parte de Hércules, que con caridat e grandez de coraçón se ofresçió al sobreterrenal trabajo, plaziéndole, convirtió por obra divina e maravillosa Atalante en monte muy alto e grande que oy día se muestra en las partes de ocçidente en África a memoria e recordaçión perpetua del dicho Atalante. Sobre este monte subió Hércules e estovo para sostener e sostovo en e con los sus ombros el çielo sin cansamiento e enojo.


Sabiendo esto los gigantes, que avían seído saeteados con inflamadas saetas por Júpiter en el campo de Flegra, quisieron e cobdiçiaron, siquiera plógoles, qu'el çielo cayese, por que Júpiter aver non pudiese tan egregia e noble morada. E por esto fueron en África e subieron en el monte Atalante, queriendo e provando desviar Hércules del sostenimiento del çielo. Mas cuando vieron que por sus ruegos e palabras dexar non lo quería, por fuerça lo quisieron dende apartar. A la fin, viendo que se defendía cavallerilmente, cargáronse ençima d'él por le fazer caer. Hércules, por todo esso teniéndose firme en su propósito, non desamparó la çelestial carga. Tanto duró la pugna o batalla, que ovo Hércules de fincar una rodilla. Júpiter, acatando e atendiendo tanta fieldat e firmeza, subióse a Hércules en el çielo assí como estava, deificándolo e poniéndole figura del genuflexu, que es una de las cuarenta e ocho figuras que Tolomeo puso e mostró que son en la espera. E fue refirmado el çielo, en manera que dende adelante caer non pudiese, por que non gozasen los bestiales gigantes de tan maliçioso desseo. Así fue dada fin a los trabajos de Hércules e ovo reposo en el çielo por siempre duradero, e fue digna cosa por istorias paresçiese en uno con los otros buenos fechos que en el mundo fizo.


Esta ficçión fabulosa poéticamente compuesta se espone alegóricamente así. Las obras spirituales son dichas çelestiales o çielos. E lo que dizen que los çielos caían entiéndese toda ora o sazón que las obras spirituales caen o vienen a menos. Estonçes Atalante, por quien se entienden las personas que non han sçiençia, empero con santa rustiçidat ayudan a sostener las çelestiales obras, platicándolas e sosteniendo en los ombros de su voluntad. Dizen más, que este Atalante era rey de Libia, que es tierra arenosa e seca. Por esto se entiende aquél que es señor e rey de su buena rustiçidat, que es seca e arenosa, non levando fructo nin flores de sçiençia, estonçe demuestra que los simples e buenos han sostenido las spirituales obras e han seído fundadores d'ellas. Empero estos atales non podrían todavía sostener este çielo, segúnt Atalante, que se enojó. Por ende, conviene que invoquen o llamen al fuerte Hércules, por quien se entienden las devotas e sçientes personas que han mayor fuerça por virtud de la sçiençia e alteza de entendimiento contemplativamente e especulativa, buscando los secretos e verdades a esto pertenesçientes, defendiéndolo por claras e inconvençibles razones e purismales conclusiones costriñientes e nesçesarias. Estonçes Atalante es en monte convertido, ca assí como el monte de lexos es visto, así las simples personas sostenientes o sostenedoras de las obras spirituales son vistas de lexos por tiempo e por exemplo, tirando e inclinando a lo seguir los enseñados e sçientes virtuosos. Sobre este monte están los entendidos e maestros sosteniendo el çielo dicho por disputaçiones, razones, declaraçiones e interpretaçiones, non dubdando sofrir cualquier trabajo e inclusivamente muerte por sustentaçión de la spiritual verdat.


Contra este Hércules vienen los gigantes, grandes de cuerpo e pequeños en virtud, por los cuales se entienden los que presumptuosamente, atrevida o forçada quieren destruir las buenas obras, que son contrarias a sus viçios e malos fechos. D'esta guisa han voluntad qu'el çielo sea derribado, porque Dios non oviese tan noble morada; es a saber, la verdat non oviese en qué seer sostenida, cognosçida e onrada. Estos malos gigánticamente trabajan por falsos argumentos, violençias e engañosas temptaçiones derribar a Hércules, el cual se defiende virtuosamente cuanto dura el curso d'esta miserable vida. A la fin, cargándolo, fázenle fincar la una rodilla.


E esto demuestra que en el omne son dos piernas en que se sostiene e con que anda, es a saber dos partes prinçipales de cuya compusiçión resulta omne, que son el cuerpo e el ánima. Doblégase la pierna del cuerpo por la muerte, mas la del ánima, que es inmortal e incorruptible, non llega al suelo, antes queda en los méritos de las buenas obras e coge el fructo de las sanctas opiniones e çiertas e provadas verdades que alcançó e tovo. Estos tales son estelificados en el çielo, es a saber dexan perpetual memoria duradera tanto como el çielo rodeadera en su curso sobre los mortales e las almas de aquéllos serán en reposo. Están puestos en la figura del genuflexu, mostrando que corporalmente son muertos e spiritualmente bivos. Por este acto el çielo es e fue firmado que dende adelante caer non pudiese nin puede, mostrando que los sçientíficos e virtuosos han así sostenido e sostienen las spirituales costumbres, divulgando e afirmando que nunca vernán en decaimiento e olvidança.


E así corno este es el postrimero trabajo de los notables e doze que Hércules en este mundo passo, así los que quieren bien bevir deven en tal guisa desechar los viçios mientra biven, segúnt por los otros trabajos de Hércules es declarado, que pueden en e a la fin acabar en obras buenas, sosteniendo el çielo por confesión de verdat. Serán, por ende, estelificados en el çielo e jamás non gostarán la segunda muerte, ca por la esperiençia virtuosa que Hércules ovo en los otros terrenales trabajos fue reputado digno e avido por sufiçiente a la çelestial sustentaçión.


En este passo cognosçe el entendimiento que los que quieren a la vida conternplativa seguramente venir primeramente en la activa deven seer ciertos de sí e aprovados. Bien así como Hércules domó las fieras e los tiranos antes que sostoviese el çielo e se osase poner a ello, así deven los que al çielo venir quieren primero domar los viçios antes que se atrevan a coger los sagrados ramos de las eroicas virtudes. E cuando los tales han d'esta guisa bien provado e continuado, siquiera perseverado, las gigánticas temptaçiones non les podrán desviar nin quitar dende. E cuando más fazer cueden, la rodilla del cuerpo le farán fincar por las leyes de moralidat sin embargar o destorvar el bienaventurado ofiçio de sostener las çelestiales obras.


E la ficçión antepuesta, sobre cuyo ordimbre esta alegoría moral es texida non fue sin estoria alguna por otras maneras, cuya verdat substançialmente fue en las siguientes manera e forma.


En las partes de Libia, en tiempo del rey Atalante, por grosedat de los omes que eran dados a viçios e se eran apartados de la sçiençia, la de astrología entre las otras presçiadamente peresçié cada un día, tanto que pocos eran que la sopiesen. E aquellos pocos sabían d'ella poco e non curavan demostrarla nin multiplicarla. Sólo el dicho rey Atalante, que era complido en todos los saberes, se quiso trabajar en reparar esta sçiençia de astrología, de que pocos libros avían que dado. E fizo inquisiçión de los movimientos soberanos e averiguó los cursos e solvió las dudas e quitó los erro res, escriviendo d'esto tablas e libros muy notables. E obró instrumentos e dio çiertas reglas por sostenimiento e durada de aquel saben Empero non lo pudo del todo, segúnt cumplía, acabar en su tiempo.


E veyéndose ya viejo e que la hedat nin el cuerpo non le dava lugar que cumpliese el grant fecho que començado avía a pro de los omnes e guarda de la sçiençia mas çierta nombrada, embió por Hércules, del cual avía oído que era muy sçiente e virtuoso, rogándole él que quisiese, pues el bien común tanto deseava, continuar e cumplir la dicha sçiençia o, segúnt otros, arte, lo qu'él avía començado. Hércules plazenteramente obedesçió los ruegos e con grant talante quiso este tomar cuidado. E tomólo yendo allá e informándosse de lo que Atalante e cuánto avía proçedido. E sobre aquello continuando e mejorando, dio cumplimiento a las dichas cosas mucho más subtil, alta e declaradamente, sufiçiente e entendida, que por Atalante fueron començadas, aprovándolas con bivas razones e notificando por claras pruevas, de manera que algúnt tiempo después non son venidas nin vernán a menos. En tanto que dizen los istoriales que si Hércules esta obra no fiziera e cumpliera, afirmando e sosteniendo la astrología, aquélla oy peresçida fuera e fallesçiera al humano entendimiento tan noble materia, por la cual demostrativamente e semejable de verdat conçibe el divinal cognosçimiento, segúnt Tholomeo ha dicho en el proemio del su Almagesti, confirmando que la astrología es senda que lieva los omnes a Dios, es a saber dales d'Él notiçia.


Estas cosas suso dichas los poetas por ficçiones e fábulas contavan assí como aquí, diziendo que el çielo quería caer, entendiendo por ello que la sçiençia çelestial era en punto de peresçer. Pusieron Atalante en monte convertido, porque un grant actor fue en aquel saber, sostenedor e retificador, paresçido como monte e de lexos visto, estendiéndose la su fama fasta el oriente. Concluyen que non pudo en su tiempo acabar la dicha obra, a mostrar que aquella arte es tanto difusa e luenga, que non abonda la vida de un omne a su çertificada retificaçión, mas conviene que sea continuada e proseguida por los sucçesores, que así fue aquél que lo encomendó e dexó a Hércules, que lo suçedió o después d'él veno en aquel sçientífico trabajo.


Añaden que Hércules estovo sobre este monte de Atalante porque fizo e tomó fundamento en lo que Atalante avía començado e proçedido, e dende adelante continuó por sus demostraçiones fasta que dio cumplimiento a aquella obra, la cual, vista e publicada en su tiempo por muchos que se reputavan sçientes, reprehendiéronlo, por ventura movidos mas por invidia que entençión derecha de veriguar la obra. Estos tales son los gigantes, de que es fecha mençión, o se puede entender por los grandes omnes que, embueltos en ignorançia, non quieren nin consienten por los menores tan subtiles cosas sean sabidas. Empero los reprehendedores non fallaron en qué emendar lo que Hércules avía fecho, sinon en una cosa, diziendo que lo avía puesto en mucha subtileza e intricadura de palabras o, demás, estilo muy alto e careza de exemplos. Estonçes el dicho Hércules, por satisfazer a la rudedat de todos aquéllos, reduxo la obra en estilo más llano e tradiçión o enseñança más comunicable. E d'esta manera le fizieron fincar la una rodilla, humillando el alto estilo en que primero lo avía puesto.


Ca en toda obra ha dos partes prinçipales que la sostienen: la una, la materia seer aprovada, averiguada e fundada; la segunda, el estilo alto e guarnido de retoricales colores, que es la forma. E cuando es tal, dura por siempre e ámanlo todos saber. E por lo aver d'esta guisa fecho, Ovidio así lo afirma en la fin del su Metamorfóseos, diziendo d'él que avía cumplido obra en materia e en estilo, tal que la durada del tiempo nin los infortunios non la podrían abolir, siquiera en olvidança traer.


Estas dos partes dichas son dos piernas que sostienen la obra e que andan por los tiempos e tierras e se ponen sobre los montes de los que han alto ingenio. Tanto es nesçesaria la pierna del estilo estar firme sin doblegar a la duraçión de las obras, que sin aquélla non avrién tanta actoridat. Pero en este caso fue forçado a Hércules que la doblegase, por que del todo su obra non fuese desechada e menos entendida o por pocos resçebida. Mas la virtud de la otra pierna, que es la alteza de la materia, suplió o emendó lo que en el estilo era temprado o moderado, faziendo bivir aquel magnífico saber e llegar a nuestro tiempo.


Estos libros e obras que Hércules fizo en la astrología non se fallan en estas partes de España; presúmese que sean en las partes de Greçia, onde se an guardado, siquiere conservado, muchas d'estas antigüedades.


Este trabajo fue istoriado en loor a memoria de Hércules, a mostrar d'él e d'este acto tres cosas notables: la primera, que jamás non estovo en ocçiosidat, que es enemiga de virtud, antes, cuando non pudo corporalmente por la vejez sobrevenida usar el ofiçio de las armas exterior o de fuera, diose al exerçiçio o uso del entendimiento interior o de dentro. La segunda, que por el ofiçio de las armas non menospreçió la profundidat de la sçiençia, mostrando en su vejez el fructo del saber, que en su mançebez o juventud sembrado avía. La terçera, a mostrar que entre las sçiençias humanas o humanamente falladas, la astrología tiene el soberano grado, proçediendo demostrativamente e aviendo por subgecto tan insigna e exçelente materia.


E aquí dieron los istoriales conclusión e pusieron fin a los notables de Hércules trabajos. Algunos quieren dezir de los esponedores que muchos Hércules fueron, segúnt ya es dicho en el capítulo ante d'éste, e que non fueron todos estos trabajos por un Hércules solo acabados. Esto paresçe tenga sant Agostín en el XVIII libro De la çibdat de Dios, onde fabla de los fechos de Hércules. Otros entienden que esto spiritualmente entender se deve, tomando por Hércules Dios, que es domador de todos viçios e de todas bestiales costumbres. Assí paresçe que lo diga Séneca en la fin de su postrimera tragedia, invocando a Dios que cate a los ombres del mundo e tuelga los viçios, llamándolo en aquel lugar domador de las fieras e allegándole los erculinos trabajos. D'esta guisa por diversas e altas declaraçiones los valientes en sçiençia han impugnado los viçios, siquiera desechando o reprehendiendo e favoreando, manteniendo e sembrando, siquiera acresçentando, las virtudes.


E pues es dicha la istorial verdat d'este trabajo, aplicarlo he e allegar a uno de los estados por enxemplo cómo en los otros es fazedor, segúnt la orden continuada en los otros capítulos preçedientes. E en este postrimero e final capítulo aplicaré este trabajo al postrimero de los estados, segúnt la orden suso tenida, que es el estado de muger, a quien este trabajo responde. Ca maguer todos los otros estados d'esto puedan tomar exemplo, el estado de muger señaladamente a su virtuosa conservaçión d'este trabajo allegar se puede.


Cognosçida cosa es a los que despiertamente el estado feminil o mugeriego considerar quieren que dos virtudes prinçipalmente entre las otras se requieren a la conservaçión de aquél, es a saber obediençia e castidat. La obediençia primero, siguiendo en los tiernos años de su juvenil hedat los buenos consejos e castigos. Estonçe sostiene el çielo en sus ombros, trayendo la carga de sus castigadores o informadores sobre los flacos ombros de la mugeriega voluntad, paresçiendo Atalante. E faziéndolo assí esto, será convertida en monte exemplar en que miren e sobre que estén las otras más fuertes mugeres. E cuando llegare a la hedat casadera, conservando conjugal castidat, si fuere con marido juntada, o la virginidat començada, si non casare, e biudez o viduidat, si le acaesçiere, con mayor fuerça sosterná las çelestiales costumbres, segúnt Hércules, que después de Atalante guardó el çielo non cayese.


Esa ora los gigantes de peligrosas tentaçiones la quieren derribar, desviar o apartar de tan saludable e provechoso sostenimiento e non pueden, la fuerça de la virtuosa muger continuando el sancto començado trabajo. Por çierto, ellas sostienen el çielo, ca veyendo los omnes de sçiençia e virtuosos, que son por el çielo entendidos, segúnt de suso es dicho, esto fazer e mantener la muger, entendida la frágil o flaca condiçión suya, perseverando en las çelestiales costumbres, non osan tanto estenderse a los viçios, ca de otra guisa serian más flacos que ellas. E aun se esfuerçan sostener mejor las virtudes, cognosçiendo que son más obligados. En esta manera son semejantes de Hércules sosteniendo este çielo.


D'esto toman grant esfuerço los del viril o de los omes estado, cuando veen qu'el mugeriego platicalmente se defiende de las gigánticas temptaçiones, maguer le fagan fincar la una rodilla, queriendo dezir que por la hedat en breve envejeçiendo, si tanto biven, non pueden continuar los spirituales trabajos, o por la compusiçión más flaca non valen tan áspera como los omnes sostener vida. Este doblegar de rodilla o fincar viene en ellas sin viçio o culpa, ca non es en el su flaco alvedrío d'esto el poder. Así faziendo, son estelificadas en el çielo, es a saber en las santas Escripturas retoricadas e istoriadas, luziendo allí por exemplo lumbroso e claro en la compañia de las santas vidas. E ya en general so nombre de una paresçe quiso Salamón en el Libro de los proverbios stellificar las virtuosas mugeres en la fin del XXXI capítulo, cuando e donde dixo: «¿La muger fuerte -es a saber, virtuosa- quién la fallará de lexos? etc.» E después continúa en essa auctoridat las condiçiones de aquélla pertenesçientes al su estado. Por esta manera es el çielo afirmado que dende adelante non caiga. E pues exemplo del más flaco estado lo ha afirmado, no es de dubdar por el más fuerte será sostenido.


Aquí avedes plática por lo que es dicho sumariamente en prinçipales conclusiones d'este estado, por donde podrés este aplicar trabajo a los otros estados, lo que non dubdo mejor de mí fazer sabrés e por mas ingeniosa manera que mi ruda plática ha introduzido.


E bien pasáredes o allegáredes estos trabajos por e a los estados nombrados e sus espeçias, verés claramente seer çierto lo de suso mençionado e por mí afirmado, que estos trabajos son universal espejo e exemplo, enderesçando e guiando los que a ellos catan a virtuosas costumbres, si bien contempláredes en el discurso de la su vida e mucho más la su fin tan animosa, de la cual tan grande Séneca en la su postrimera tragedia faze mençión e cuenta. Do, entre las otras cosas, dize que todo el mundo le deve seer por sepulcro e non un lugar señalado, pues la su fama por todo era digna de buen nombre. Allí mesmo afirma que los que biven por virtuosa fama son fechos inmortales e tanta gloria es al estado cavalleril que tal omne como Hércules aya seído cavallero e acabado en aquel hábito la virtuosa vida. Es muy propria cosa a los cavalleros e a las espeçias de su estado leer e saber los fechos d'este Hércules, por que ayan materia e confiança de fazer grandes e señaladas cosas. Cognoscan los cavalleros que pequeñas virtudes e obras de poco nombre non abastan nin satisfazen a la exçelençia del su eminente e alto estado.