Los derechos de la salud: 13
Escena II
editar- (Dichos, MIJITA, POLOLO, después LUISA)
MIJITA.- (Regañando a POLOLO) ¿Crees que esto tiene disculpa?... ¡Oh, las pagarás todas juntas, bandido!... ¡Revoltoso!... ¡Miren los juguetes del niño!... ¡Capaz de matarse, Virgen santa! Renata te traigo a este pícaro para que lo castigues.
ROBERTO.- ¿Qué has hecho Pololo?
POLOLO.- ¡Mentira! ¡No hacía nada!...
MIJITA.- (Mostrando un revólver.) Miren ustedes el juguete con que se entretenía el niño. Vean ustedes. ¡Capaz de matarse!...
ROBERTO.- (Tomando el revólver.) ¡Y estaba cargado!
RENATA.- ¿Y de dónde sacó esa arma?
MIJITA.- La habían olvidado seguramente en la cochera el día que estuvieron tirando al blanco con el doctor Ramos. Yo sentía un alboroto terrible en el corral y no hacía caso porque estoy acostumbrada a los estropicios de este bandido. Cuando de repente, lo veo corriendo a una pobre gallina clueca con el revólver en la mano. ¡Virgen Santa!...
LUISA.- (Entrando.) ¿Qué ocurre?...
RENATA.- El señorito que jugaba con un revólver...
LUISA.- ¡Claro está!... ¡Si dejan las armas en cualquier parte!... ¡Qué sabe el inocente!... ¡Venga usted acá, Pololo!... Las armas no se tocan porque pueden disparar y lastimar al niño.
MIJITA.- ¡Oh! ¡El ya sabe para que sirven las armas!... Imagínate que estaba empeñado en matar, en matar, sí señor, una gallina...
LUISA.- ¿Y por qué hijito pretendías matarla?
POLOLO.- Porque quiere quitarle los hijitos a la patita blanca.
MIJITA.- Es una gallina clueca que yo no la he querido echar porque dice el quintero que es muy mala sacadora, y este pergenio que todo lo revuelve la ha descubierto echada en el nidal de la patita blanca.
POLOLO.- Ya tiene tres patitos chiquititos y la gallina la picotea y quiere quedarse con ellos... Es una ladrona ¿verdad?
LUISA.- Una ladrona, sí, una pícara ladrona. ¿Por eso querías castigarla?
POLOLO.- Porque la pata es muy zonza y no sabe defenderse.
LUISA.- Bueno, hijito. Por toda esa gracia, Renata te perdonará la travesura. ¿Verdad, Renata?
RENATA.- Ese mimoso siempre está perdonado.
LUISA.- Y vendrás con mamá a poner en salvo tu patita blanca. ¿Quieres que demos un paseo por el jardín, Roberto?
ROBERTO.- Con mucho gusto. Aguarda a que ponga este objeto fuera del alcance de este demonio. (Guarda el revólver bajo llave, en uno de los cajones.)
LUISA.- Llévanos tú, Pololo.
POLOLO.- Verás. Yo sé muy bien donde están todos los nidos. (Vanse los tres por el jardín.)