Los ciegos burlados

Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


Los ciegos burlados.

Estaban dos ciegos pidiendo limosna á la puerta de una iglesia uno de los domingos de febrero último, y llegándose á ellos un gracioso se colocó en medio y sin darles nada, les dijo:

— Toma, ciego, para los dos.

Luego se apartó un poco esperando la fiesta.

— Chico, preguntó el un ciego al otro; ¿qué te ha dau ese cabayero?

— Si te la dau á tú.

— No, sino átú.

— Veremos, dijo el un ciego.

Y cogiendo el garrote, se armó entre los dos tal paloteo, que se juntó todo el pueblo en un instante, costando mucho trabajo separarlos.