Libro de Buen Amor: 068
De lo que se fase miércoles corvillo en la Quaresma III
Nuestra carta leída, tomad d'ella traslado,
dadla a don Almuerso, que vaya con el mandado,
non se detenga y vaya luego privado:
dada en Valdevacas nuestro lugar amado.»
Escritas son las cartas, todas con sangre viva,
todos con el plaser, cada uno do iba,
desían a la Quaresma: «¿Dó te asconderás cativa?»
Ella esta rasón habíala por esquiva.
Pero que ella non había las cartas resçebidas;
mas desque gelas dieron, et le fueron leídas,
respondió mucho flaca, las mexillas caídas,
dixo: «¡Dios me guarde d'estas nuevas odías!»
Por ende cada uno esta fabla decuere,
quien a su amigo popa, a las sus manos muere,
el que a su enemigo non mata si podiere,
su enemigo matará a él, si cuerdo fuere.
Disen los naturales, que non son solas las vacas,
mas que todas las fembras son de corazón fracas,
para lidiar non firmes quanto en afrecho estacas,
salvo si son vellosas, ca éstas son berracas.
Por ende doña Quaresma de flaca complesión
reseló de la lid muerte o grand' presión,
de ir a Jerusalem abía fecho promisión;
para pasar la mar puso muy grand' misión.
La dueña en su ribto puso día sabido
fasta quando lidiasen, bien lo avedes oído:
por ende non avía por qué lidiar con su vençido;
sin vergüença se pudo ir, el plazo ya venido.
Lo ál es ya verano, e non venían del mar
los pescados a ella para la ayudar:
otrosí dueña flaca non es para lidiar:
por todas estas rasones non quiso esperar.
El Vienes de indulgençias vistió nueva esclamina
grande somblero redondo con mucha concha marina,
bordón lleno de imágenes, en él la palma fina;
esportilla e cuentas para resar ayna.
Los çapatos redondos e bien sobresolados,
echó un grand' doblel entre los sus costados,
gallofas e bodigos lieva y condesados,
d'estas cosas romeros andan aparejados.
De yuso del sobaco va la mejor alfaja
calabaça bermeja más que pico de graja,
bien cabe un asumbre e más una meaja,
non andan los romeros sin aquesta sofraja.
Estava demudada d'esta guisa que vedes;
el Sábado a la noche saltó por las paredes,
dis: «Vos que me guardades, creo que me non tomedes,
que a todo pardal viejo non l' toman en todas redes.»
Salió mucho aína de todas aquestas calles,
dis': «Tú, Carnal soberbio, meto que non me falles.»
Luego aquesta noche llegó a Ronzasvalles,
¡vaya, e Dios la guíe por montes e por valles!