Libro de Buen Amor: 044
Enxiemplo de la abutarda y de la golondrina I
«Érase un caçador muy sotil pajarero,
fue sembrar cañamones en un viçioso ero,
para faser sus cuerdas et sus lasos et redero,
andava el abutarda çerca en el sendero.
Dixo la golondrina a tórtolas e a pardales,
e más al abutarda estas palabras tales:
Comed aquesta semiente de aquestos eriales,
que es aquí sembrado por nuestros grandes males.'
Feçieron grande escarnio de lo que les fablava
dixieron que se fuese, que locura charlava.
La simiente nasçida, vieron cómo regava
el caçador el cáñamo, et non las espantava.
Tornó la golondrina e dixo al abutarda
que arrancase la yerba que era ya pujada,
que quien tanto la riega e tanto la escarda
por su mal lo fasía, magüera que se tarda.
Dixo el abutarda: 'Loca, sandia, vana,
siempre estás charlando locura de mañana,
non quiero tu consejo, vete para villana,
déxame esta vega tan fermosa e tan llana.'
Fuese la golondrina a casa del caçador,
fiso allí su nido quanto pudo mijor,
como era gritadera e mucho gorgeador,
plogó al pajarero, que era madrugador.
Cogido ya el cáñamo e fecha la parança,
fuese el pajarero, como solía a caça,
prendió al abutarda, levola a la plaça:
dixo la golondrina: 'Ya sodes en pelaça.'
Luego los ballesteros peláronle las alas,
non la dexaron d'ellas si non chicas e ralas,
non quiso buen consejo, cayó en fuertes palas,
guardadvos, doña Endrina, destas paranças malas.
Que muchos se ayuntan e son de un consejo,
por astragar lo vuestro, e faser vos mal trebejo,
juran que cada día vos levarán a conçejo,
como al abutarda vos pelarán el pellejo.
Mas éste vos defenderá de toda esta contienda
sabe de muchos pleytos, e sabe de leyenda,
ayuda e difiende a quien se le encomienda,
si él non vos defiende non sé quién vos defienda.»
Comenzó su escanto la vieja coytral:
Quando el que buen siglo haya seía en este portal,
daba sombra a las casas, et relusíe la cal:
mas do non mora ome, la casa poco val'.
Así estades, fija viuda e mançebilla,
sola et sin compañero como la tortolilla:
d'eso creo que estades amariella et magrilla,
que do son tandas mugeres nunca mengua rensilla.
Dios bendixo la casa do el buen ome cría,
siempre han gasajado, plaser et alegría,
por ende tal mançebillo para vos lo querría,
ante de munchos días veríedes la mejoría.»
Respondió la dueña, dis': «Non me estaría bien
casar ante del año, que a viuda non convien'
fasta que pase el año de los lutos que tien'
casarse, ca el luto con esta carga vien'.
Si yo ante casase sería enfamada,
perdería la manda que a mí es mandada,
del segundo marido non sería tan onrada,
terníe que non podría sofrir grand temporada.»