Las vidas paralelas de Plutarco/Numa

Nota: Se respeta la ortografía original de la época

NUMA.



Hay tambien sobre Numa upa fuerle disputa en cuanto al tiempo en que vivió; sin embargo de que parece que con exactitud se hizo subir hasta él á cierlas genealogias. Mas Clodio cn el Blenco de los tiempos, porque ast se halla intilulado este libro, se esfuerza á probar que aquellos escritos antiguos perecieron en las ruinas que con la invasion de los Galos experimentó la ciudad, y que los que abora corren fueron contra la verdad supuestos por hombres que quisieron adular á los que de no correspondientes principios quisieron por fuerza ingerirse en las primeras familias y en las casas más ilustres. Hase dicho que Numa fué amigo y familiar de Pitágoras; y en este punto unos no quieren que Numa hubiese participado en manera alguna de la ilustracion griega, como si por nataraleza hubiera sido poderoso y capaz de formarse por si sólo á la virtud, 6 como si debiera atribuirse la educacion de este monarca á algun bárbaro de más mérito que Pitágoras; y olros sostienen que Pitágoras vivió más adelante, y fué cinco generaciones posterior à la edad de Numa, y que Pitágoras el Esparciata, que en Olimpia venció en la carrera por la Olimpiada décimaxesla, en cuyo año tercero fué Numa creado rey, discurriendo por la Italia se avistó con Numa, y le ayudó á coordinar su reino; de donde babia provenido que al carácter romano, por la enseňanza de este Pitágoras, se le bubiese pegado mucho del de los Laeedemonios.

Por otra parte, Numa de origen era Sabino; y los Sabinos tienen la pretension de ser colonia de Esparta. El computar, pues, las épocas es muy dificultoso, mayormente las que se toman de los juegos Olimpicos; cuya relacion se dice haber dado más tarde Hipias Eleo sin apoyo alguno para que se le deba creer. Referiremos, por tanto, lo que acerca de Numa nos parece digno de saberse, empezando per el exordio conveniente.

Hatlábase Roma en el año treinta y siete del reinado de Rómulo; y siendo el siete del quinto mes, dia que boy se llama las nonas Capratinas, celebraba Rómulo fuera de la eiudad cierto sacrificio público junto al lago llamado de la Cabra, con asistencia del Senado y de la mayor parte del pueblo, cuando de repente se notó en el aire una grandfsima alteracion, que arrojó liuvia sobre la tierra con viento y tempestad; y sucedió que sobrecogida la muchedumbre huyó y se dispersó, y el Rey desapareció, sia que se le bubiese podido encontrar, ni su cadáver tampoco, si habia muerto; de lo que se originó una terrible sospecha contra los patricios, y corrió la voz en et pueblo de que incomo- đados ya de antemano con ser súbditos, y queriendo apoderarse de la autoridad, babian muerto al Rey; porque parecia lambien que úitimamente los habia tratado con demasiada aspereza y despotismo. Lograron con todo curarse de esta sospecha, confiriendo à Rómulo bonores divinos, como que no habia muerto, sino que le babia cabido mejor suerte, y jurando Proclo, uno de lo8 más ilustres, haber visto á Rómulo que con armas era elevado al cielo, y haber oido una vo0z que le mandaba se le diese el nombre de Quirino. Mas otra nueva turbacion y alboroto agitó luégoe á la ciudad con motivo de la eleccion del futuro rey; no hallándose todavía bien incorporados los forasteros con los primeros ciudadanos, estando inquieto el pueblo en sí mismo, y recelándose los patricios unos de otros por diferencias que tambien habia entre eilos. Convenian todos en que se eligiese un rey; pero altercaban y estaban divididos, no sólo en cuanto á la persona, sino lambien en cuanto al pueblo de dónde se tomaria este caudillo; porque á los primeros que con Rómulo fundaron la ciudad no se les hácia tolerable que habiendo admitido á los Sabinos á participacion de la ciudad y del territorio, se les precisase å ser dominados de los que babian recibido estos beneficios; y en favor de los Sabinos militaba la razon sumamente equitaliva de que, muerto Tacio su rey, no se habian conmovido contra Rómulo, sino que le habian dejado reinar solo; y asf, parecia que les tocaba olra vez el que se tomase el caudillo de entre ellos, puesto que no habian sido un pueblo subyugado que se hubiese unido á otre más poderoso, y que con su union habia crecido tanto en poblacion la ciudad, y se habia aumentado tanto su grandeza, Con este motivo, pues, andaban alterados; mas para que el alboroto no parase por la anarqufa en disolucion, permaneciendo suspenso el gobierno, dispusieron los patricios que siendo ellos ciento y cincuenta, tomando cada uno separadamente las insignias reales, haria á los Dioses los sacrificios establecidos, y despacharia seis horas de la noche por Tacio, y seis del dia por Quirino; pareciendo que esta distribucion asi becha con respecto á uno y otro, tenia una completa igualdad para los que mandaban, y que la mudanza de la autoridad quitaba al pueblo todo motivo de envidia, al ver que una misma persona en el mismo dia y en la misma noche pasaba de rey á ser particular; y á este modo de go bernarse le llaman los Romanos interregno.

No porque pareciese que ast b abian establecido un gobierno civil y benigno dejaron de caer en sospechas y nuevos disturbios, alribuyéndosełes que inclinaban la República á la oligarquía, y que reteniendo entre si como jugueteando la autoridad, no querian rey que les mandase. Transigieron, pues, entre si los dos partidos, que el uno eligiese rey del otro; porque este sería el mejor modo de apaciguar la contienda, siendo preciso que el elegido los tratase con igualdad á ambos, agradecido con los unos porque le habian elegido, y benévolo con los otros por el deudo y el origen. Permitieron los Sabinos á los Romanos que fuesen los primeros á elegir, y tuvieron éstos por mejor que reinase un Sabino elegido por ellos, que el que se les nombrara un Romano que aquellos designasen. Conferenciando, pues, entre si, eligen de los Sabinos á Numa Pompilio, que aunque no habia sido de los que se trasladaron á Roma, era tan notoria á tođos su virtud, que apénas se oyó su nombre, con más guslo le recibieron los Sabinos que los mismos que le habian elegido. Anuncióse al pueblo todo lo resuelto, y de los más principales de unos y otros se enviaron mensajeros al elegido de comun acuerdo, rogándole que viniese y se encargase del reino. Era Numa de la ciudad de los Cureles, insigne entre los Sabinos, de la que los Romanos á una con los Sabinos que se les incorporaron, se dieron á sf mismos la denominacion de Quirites; hijo de Pomponio, varon muy acreditado, y el más jóven de cuatro hermanos. Habia nacido por prodigiosa casualidad el mismo dia en que Rómulo fundó á Roma, que fué el undécimo ántes de las calendas de Mayo. Con ser por indole inclinado en sus costumbres á toda virtud, todavía rectifleó su ánimo con la doctrina, la paciencia y la filosofia, librándote no sólo de las pasiones que la degradan, sino áun de la violeneia y ánsia, que suelen ser muy de la aprobacion de los bárbaros; teniendo por cierto que la verdadera fortaleza consiste en limpiarse por medio de la razon de loda codicia. Por tanto, desterrando de su casa todo lujo y superfluidad, manifestándose juez y consejero İrreprensible al propio y al extraño, y empleando en cuanto á si mismo el tiempo que le quedaba libre, no en 122 placeres ó comodidades, sino en el culto de los Dioses, y en el conocimiento de su naturaleza y de su poder, en cuanto la razon lo aleanza, adquirió tal nombre y tanla gloria, que Tacio, el colega de Rómuto en el reino, teniendo una hija Hamada Tacia, lo hizo su yerno. Mas no se engrió con este casamiento para irse al palacio del suegro, sino que permaneció entre los Sabinos para cuidar de su propio padre, ya anciano, prefriendo tambien su mujer Tacia el sosiego al lado de su marido, que no era nás que 2n particular, al honor y gloria de que gozaria ea Roma por su padre. Y de osta se dico que murió á los trece años de casada.

Numa en tanto, retirándose de la ciudad y sus pasatiempos, hallaba placer en gozar del campo, y andando ordinariamente solo por los bosques de los Dioses y por los prados sagrados, en lugares solitarios hacía su residencia. De aquf tomaria principalmente fundamento la voz acerca de la Ninfa, y de que Numa no dejó la comunicacion de los hombres por displicencia de carácter ó por inclinacion á la vida errante, sino porque habiendo tomado el gusto á un trato de más importaneia, y sido elevado á un casamiento divino, unido con la Ninfa Egeria, que lo amaba, y viviendo á su lado, vino á ser un hombre sumamente venturoso, é instruido en las cosas de los Dioses. No tiene duda que esto es muy parecido á olras muchas fábulas antiguas, como las que los Frigios se complacieron en divulgar de.

Atis, los Bitinios de Herodoto, de Endimion los Árcades, y å este tenor otros de otros muchos hombres, que parece freron bienbadados y amados de los Dioses. Y no va fuera de razon que si Dios es amante del hombre, y no de los eaballos ó de las aves, se complazca en distinguir con su trato á los hombres que sobresalgan en bondad, y que no desdeñe ni crea le está mal la eomunicacion con un hombre de una virtud y talento divinos. Ahora, que haya tambien comunicacion y amor de un Dios con un cuerpo y una 124 PLCTARCO.-LAS VIDAS PARALELAS.

belleza humana, esto es obra mayor el persuadirlo. Los Egipcios distinguen con algun viso de verosimilitud, diciendo que en cuanto á las mujeres no debe tenerse por imposible que se les llegue el espfritu de un Dios, y les infunda el principio de una concepcion; mas que en cuanto al hombre no bay cómo un Dios se le llegue y comunique con su cuerpo; pero no tienen presente que en lo mezclado hay reciprocamente comanicacion igual de una cosa con otra. Por lo que hace á aquella amistad de los Dioses con los bombres que suele llamarse amor, y se mira como un celo y cuidado de sus costumbres y de su virtud, estaria muy bien que la hubiese, y nada dicen fuera de lo conveniente los que cuentan que Forbanle, y Jacinto y Admeto, fueron amados de Apolo, como tambien Hipólito el de Sicione, de quien se diee que cuantas veces navegaba de Sicione á Cirra, se regocijaba la Pitia, como que el Dios lo percibia y se holgaba tambien, pronunciando en un verso heroico:

Hipólito otra vez; el bien amado Hipólito otra vez á la mar torna.

Corre asimismo la fábula de que Pan se enamoró de los versos de Píndaro, y de que cierta divínidad dió honor despues de muertos á Arquiloco y á Hesiodo por sus poemas. És fama igualmente que Sófocies en vida disfrutó el favor de hospedar á Esculapio, de lo que todavía quedan algunos argumentos, y que á su muerte otro Dios cuidó de que no careciese de sepultura. Y será justo, dando por ciertos estos bechos, resistirse á creer que Załeuco, Minos, Zoroastres, Numa y Licurgo, que debian gobernar reinos y establecer gobiernos, tuviesen para esto miamo la asistencia de un Dios? ¿no será más pucsto en razon que los Dioses se acercasen con esmero á hombres como estos para doctrinarlos y exhortarlos en cosas tan grandes; y que do los poetas y los liricos, si tal ha sido, se valiesen sóło como por juego en sus cantilenas? Si otros entienden otra cosa, ancho es, como dice Baquilides, el camino: pues no debe mirarse como desacertada la otra opinion que corre acerca de Licurgo, Numa y otros, segun la cual, teniendo estos varones insignes que manejar pueblos indóciles y que hacer grandes novedades en el gobierno, les pusieron por delante la opinion y nombre de un Dios para bien de aquellos mismos con quienes usaban de esta apariencia.

Hallábase Numa en el cuadragésimo auo de su edad cuando llegaron los mensajeros de Roma brindándołe con el reino. Llevaron la palabra Proclo y Veleso, de los cuales era casi indudable que el uno ó el otro habria sido elegido rey por el pueblo; teniendo Proclo de su parte á las gentes que podian llamarse de Rómuło, y Veleso á las de Tacio. Fueron breves sus discursos, creyendo que habria bastante con anuneiar á Numa su buena dicha; pero era obra, segun se vió, de muchas más palabras y ruegos el persuadirle, y el inclinar á un hombre acoslumbrado á vivir en paz y sosiego á que aceptase el mando de una ciudad que se podia decir babia nacido y acrecentádose con la guerra. Respondió, pues, presente su padre y Marcio, uno de sus parientes, de este modo: «Toda mudanza »en el método de vida es peligrosa; y á quien nada le falla »de lo que há menester, ni nada de lo presente le da dis- »gusto, sólo la ignorancia puede moverle y apartarle de vaquellas cosas á que está hecho; las que cuando nada vmás tengan para ser preferidas, en la seguridad á lo mé- »nos se aventajan mucho á las que están por vor: si es »que esto puede decirse con respecto al reino, en vista de plo que con Rómulo ha sucedido: habiendo caido sobre él nla mala sospecha de que armó asechanzas á su colega »Tacio; y sobre vuestros iguales la de que á él mismo le »han quitado la vida. Y á Rómulo se le colebra con enco126 PLCTARCO.-LAS VIDAS PARALKLAS.

»nios como hijo de Dioses, y se habla de su prodigiosa xcrianza, y de la manera increible como se salvó siendo »niño; pero yo procedo de mortales; mi crianza y educa- »cion la ban becho hombres que no os son desconocidos, »y cuadra mal con el baber de reinar lo que se elogia en »mi conducta, que es mucha tranquilidad, dar mi alencion ná discursos de pura leoria, y además, como consiguiente, nesle inoportuno amor de la paz, de lodas las artes no »guerreras, y de los hombres que sólo se juntan con obnjeto de dar culto á los Dioses y de formarse á la virtad, »y en lo demas cada uno de por si ó labran ó apacientan.

»A vosotros, oh Romanos, os ha dejado Rómulo muchas »guerras, quizá involuntarias, para cuyo buen éxito se ne- »cesita de un rey fogoso y de lorida edad; y en el puepblo, por la baena suerte que le ha seguido, se ha engen- »drado hábito y deseo de la guerra, sin que á nadie se le noculte su tendencia á dominar á los demas: reiriase por »lanto del que sólo reverenciase á los Dioses, y enseñase ná honrar la justicia, y detestar la guerra en una cindad »que más que rey há menester un general experto.»

Con estas razones se excusó Numa de admilir el reino; pero los Romanos ponian el mayor empeño en convencerle, rogándole además no diese lugar á que cayesen en nuevas disensiones y en la guerra eivil, pues que no habia otro ninguno en quien conviniesen los dos partidos; y relirados éstos, tambien su padre y Marcio, instando por su parte, le persuadian á que aceptase un don tan grande, y que podia reputarse por divino, «Si tú, decian, no has menester riqueza por tu moderacion, ni apeteces la gloria del mando y el poder, porque hallas mayor gloria en la virtud, piensa que el reinar es un servicio y obsequio á Dios, que despierta y no deja permanecer ociosa en tí tanta justicia:. no rehuses, pues, ni deseches una autoridad que puede ser para tf un campo de grandes y brillanles acciones, proporcionando para los Dioses un culto magnifico y la mejora de costumbres para los hombres, que muy fácil y prontamente sou conducidos y reformados por el que los manda. Estos mismos respetaron á Tacio con ser un jefe advenedizo, y divinizan la memoria de Rómulo tributándole eulto; y quién sabe si tambien el pueblo vencedor mirarå ya con hastio la guerra, y llenos de triunfos y de despojos desearáo por amor de la paz y de las buenas leyes un jefe sosegado y amigo de la justicia? y si del todo están entoquecidos con la guerra, no será mejor dirigir á otra parte sus fmpetus, pues que has de tener las riendas en la mano, y ser en beneficio de su patria y de todo el pueblo Sabino un vínculo de benevolencia y concordia para con una ciudad floreciente, y que ha adquirido gran poder?» Unlanse tambien con estas cosas, segun se cuenta, señales faustas, y gran celo y empeño de parte de sus conciudadanos, quo luégo que se diyulgó la noticia del mensaje, acudieron á rogarie que fuese y se encargase del reino, para más segura union é incorporacion de los dos pueblos.

Luėgo que se dejó vencer, haciendo sacrificio á los Dioses, se puso en camino para Roma. Saliéronle á recibir el Senado y el pueblo por el desmedido amor que le tenian; las matronas le dirigian gloriosos encomios; en los templos se bacian por él sacrificios, y en todos resplandecia el júbilo como si cada uno recibiera, no al rey, sino el reino. Luégo que llegaron á la plaza, el que en aquel nomenw era por turno interei, Espurio Vecio, dió à los ciudadanos los cálculos para votar, y todos le votaron: trajéronie entónces las insignias reales, pero mandó que se detuviesen, porque no se daba por satisfecho hasta recibir el reino tambien de mano de Dios. Congregando, pues, á los augures y å los sacerdotes, subió al Capitolio, al que entónces los Romanos le llamaban collado Tarpeyo. Alli el presidente de los augures, volvióndole encubierto hácia el Mediodia, y puesto en pié á su espaida, tocándole con la mano la cabeza, bacía plegarias; y dirigiendo la vista á to das partes, examinaba qué era lo que pronunciaban los Dioses por medio de los agūeros ó los prodigios8. Apoderóse entónces de loda la plaza y su inmenso gentlo un increible silencio, estando todos en grande expectacion, y como pendientes de lo que iba á suceder, hasta que las aves dieron faustos agueros, y volaron derechas. Vistién - dose de este modo Numa la real púrpura, bajó de aquella eminencia adonde se hallaba el pueblo, siendo muchas las aclamaciones, y đándose todos las manos porque les habia cabido el más amado de los Dioses. Apénas se encargó del mando, lo primero que hizo fué disolver el cuerpo de los trescientos lanceros que Rómulo babia tenido siempre cerca de su persona, y á los que Ramó celeres, que quiere decir prontos; porque ni queria desconfiar de los que confiaban, ni reinar sobré desconfiados. En segundo lugar, á los sacerdotes de Júpiter y de Marte añadió otro tercero de Rómulo, al que liamó Flamen Quirinal. Aun entre los más antiguos se les dió este nombre de Flamines, por el gorro, segun se dice, que les circundaba la cabeza, como si dijéramos pilámines, porque era más frecuente que ahora mezclar voces griegas con las latinas: ast, de las sobrevestes que llevaban los reyes, y se llamaban lenas, dice Juba que eran Clainas; y que el niño patrimo y matrimo que sirve de ministro al sacerdote de Júpiter se llamaba Camilo, al modo que algunos Griegos han dado á Mercurio este eptteto por causa de su ministerio.

Dispuestas ast estas cosas por Numa en gracia y obsequio del pueblo, iomediatamente toma por su cuenta, manejando la ciudad á la manera que el hierro, volverla de dura y guerrera más suave y más justa; porque esta era verdaderamente la ciudad que Platon llama inflamada, habiendo concurrido á ella en el principio de todas partes, por una osadía y un arrojo excesivo, los hombres más resueltos y belicosos; y habiendo servido como de pábuio KUNA.

129 para el aumento de su poder, los muchos ejércitos y las guerras no interrumpidas; de manera que como las grandes moles entazadas se afirman con el sacudimiento, asi ella se fortaleció con los peligros. Juzgando, pues, que no era cosa ligera y de poco trabajo conducir y poner en órden de paz á un pueblo tan exaltado y alborotado, invocó el auxilio de los Dioses, halagando y ablandandđo en él lo orgulloso y lo guerrero por lo más con sacrificios, con procesiones y con danzas que él mismo celebró é instituyó, y que reunian con la majestad y aparato un atractivo gracioso, y cierto placer que inspiraba humanidad. En ocasiones denunciaba terrores de parte de los Dioses, y fantasmas monstruosas de Genios, y voces infaustas, cautivando y anonadando sus ánimos por medio de la supersticion; de donde principalmente se originó la opinion de haber sido instruido y educado por Pilágoras, que le fué contemporáneo; porque fué gran refugio para ambos, para el uno en la filosoffa, y para el otro en la política, su inmediacion y trato con los Dioses; y áun se dice que aquel fasto y pompa exterior se tomó tambien de la misma conducta de Pitágoras. Porque parece asimismo que éste domesticó un águila, á la que paraba con ciertas palabras y la hacia vonir volando sobre su cabeza; y en Olimpia mostró un muslo de oro, en ocasion de concurrir á aquellos juegos, con otros muchos artificios y acciones prodigiosas que de él se refteren, y con motivo de las cuales Timon el Fliasio dijo:

De entre los hombres quita á ese ambicioso De Pitágoras, diestro en embelecos, Y en palabras profuso altisonantes.

El artificio de Numa era el amor hácia él de una Diosa ó Ninfa de los montes, y el trato arcano que con él tenía, como ya se ha dicho, y su contíouo comercio con las Musas, porque la mayor parte de sus vaticinios los refirið á las Masas, y enseñó á los Romanos á venerar mås especial y magnificamente á una Musa, å la que llamó Tácita, como silenciosa 6 muda; lo que parece que es de quien recuerda y tiene en estima la taciturnidad Pitagorea. Tambien sus establecimientos acerca de los simulacros parecen hermanos de los dogmas de Pitágoras; porque fué opinion de éste, que lo primero, ó principio, no era sensible ở pasible, sino invisible, incorruptible, inteligible; y del mismo modo Numa prohibió á los Romanos que imaginasen en Dios figura de hombre ó de animal: asi, al principio no se vió entre ellos ni en pintura ni en estatua la imágen de Dios, sino que en los primeros ciento y setenta años tuvieron st templos, y levantaron santuarios, mas no hicieron estatua ó simulacro alguno: no dieron, pues, semejanza å lo santo, á lo excelente de lo inferior, ni á Dios se le pudo comprender por otro medio que con el entendimiento. Lo relativo á los sacrificios parlicipó asimismo de los ritos de Pitágoras; porque aquellos eran incruentos, haciéndose por lo eomun con farro, con libaciones, y cosas que estaban muy á la mano. Fuera de esto, de otros argumentos exteriores se ban valido los que han hecho cotejo de uno con otro. Uno de estos argumentos es que los Romanos adoptaron por ciudadano á Pitágoras, segun que en un discurso dirigido á Antenor lo dejó escrito Epicarmo el Cómico, bombre antiguo y que participó de la enseñanza de Pilágoras. Otros traen tambien á cuenta el que habiendo tenido Numa cuatro hijos, el uno le dió el nombre del hijo de Pitágoras, llamándole Mamerco. De igual causa provino el nombre de Emilios que se dió á cierta familia incorporada con las patricias; queriendo el Rey adular á Pitágoras, cou representar asi la festividad[1] y gracia de su lenguaje. Yo mismo en Roma he oido referir á muchos () Aluola signifca festividad, gracejo.

que habiéndoseles dado en tiempos pasados el oráculo de que tuvieran consigo al más juicioso y al más valiente de los Griegos, pusieron eu la plaza dos estatuas de bronce, la una de Alcibiades, y la otra de Pitágoras. Mas querer, 6 impugnar ó persuadir estas cosas, que envuelven mil opiniones diversas, sería gastar el tiempo en disputas pueriles.

Atribúyese tambien á Numa el arreglo y creacion de los sacerdotes, á los que llaman poutifices, y áun dicen que fué Pontifice máximo. Este nombre de pontífices unos lo deducen del ministerio que prestan á los Dioses poderosos y dueños de todo; porque el poderoso en lengua romana es potens. Otros dicen que lleva en sí la excepcion de lo que no se puede; como si ellegislador mandase á los sacerdotes hacer cuanto les fuese posible en los sacrificios, sin bacerles cargo si algun impedimento mayor se les oponia. La mayor parte, sin embargo, aprueba uns etimologła ridicula de este nombre, como si no significara otra eosa que hacedores de puentes, tomado de los sacrosantos y antiguos sacrificios que se hacian en el puente, al que los latinos le llaman pontem; y que el cuidado y reparo de los puentes, al modo de los demas ritos patrios, era del cargo é inspeccion de los sacerdotes; teniendo los Romanos no sólo por no permitido, sino por abominable el que llegase á romperse el puente de madera. Dicese que este absolutamente estaba enlazado y trabado, conforme á cierto oráculo, con sólo maderos, sin hierro alguno, y el de piedra se hizo mucho tiempo despues, siendo cuestor Emilio. Áun del mismo de madera se dice que es posterior al tiempo de Numa, babiéndole concluido su sobrino Mareio durante su reinado. El Pontífce máximo venía á tener cargo de intérprete y de profeta, ó más bien de Hierofanta, cuidando no solamente de los sacrificios públicos, sino velando tambien sobre los que cada particular bacía, 6 impidiendo que se faltase á nada de lo prescrito, y ense- TONO I.

10 iando además qué culto y qué expiacion correspondia á cada uno de los Dioses. Era tambien superintendente de las virgenes sagradas que se llaman Vestales; atribuyéndose á Numa la consagracion de estas virgenes veelales, y en general todo lo relativo al cuidado y veneracion del fuego inmortal de que son guardas; ó porque se llevase la idea de confiar la esencia pura é incorruptible del fuego á unos cuerpos limpios é incontaminados, 6 porque se quisiese poner al lado de la virginidad un sér infructifero é improductivo; pues en la Grecia, donde hay fuego inextinguible, como en Delfos y en Atenas, no son virgenes, sino mujeres que ya están fuera del estado del matrimonio las que tienen este cuidado. Si por alguna casualidad llega á faltar, como en Atenas se dice haberse apagado la lámpara sagrada bajo la tiranía de Aristeon, y en Delfos incendiado el templo por los Medos, y en los tiempos de la guerra de Mitridates y de la guerra civil haber desaparecido el fuego juntamente con el ara; si falta, pues, dicen que no debe encenderse de otro fuego, sino bacerse fuego nuevo ó reciente, encendiendo al sol una llama pura y no contaminada. Enciéndenlo principalmente con unos vasos hechos con lados iguales y excavados, digámoslo asi, en forma de triánguło rectángulo, viniendo de la circunferencia á unirse en un centro. Cuando uno de estos vasos se pone vuelto al sol, de manera que los rayos que se recogen por todas partes se reunen y acumulen en el centro, divide el aire enrareciéndolo, y prontamente por medio de la reflexion enciende las materias ligeras y secas que se le aplican, tomando los rayos en esta disposicion un cuerpo inflamado. Algunos ereen que las vestales niogun otro destino tienen que el de guardar este fuego; pero otros dicen que hay allí otros misterios encerrados, de los que en la Vida de Camilo decimos hasta dónde es lícito, ó preguntar, 6 hacer conversacion.

Dicen que primero fueron consagradas por Numa Gegania y Berenia, y despues Canuleya y Tarpeya, y que ditimamente por Servio se añadieron otras dos; y esle es el número que se ha conservado hasta estos tiempos. El término prefijado por el Rey á la continencia de eslas sagradas virgenes es el de treinta Rbos: de él en la primera década aprenden lo que tienen que hacer; en la segunda ejeculan lo que aprendierou; y en la tercera enseñan ellas á otras. Despues de pasado este tiempo, á la que quiere so le permite hasta casarse y abrazar otro género de vida, retirándose del sacerdocio; aunque se dice que no han sido mucbas las que se han valido de esta concesion, y que á las que se han valido de eila, no les han sucedido las cosas prósperamente, sino que entregadas al arrepentimiento y al disgusto por el resto de sus dias, ha sido causa de supersticion para las demas, tanto que basta la vejez y la muerte han aguantado permanecien do vírgenes. Concédenseles grandes prerogativas, entre ellas la de testar viviendo todavía el padre, y hacer sin necesidad de tutores sus negocios, como las que son madres de tres hijos: lHevan lietores cuando salen á la calle; y si por caso se encuentra con ellas uno que es llevado al suplicio, no se le quita la vida; pero es necesario que jure la vírgen que el encuentro ha sido involuntario y fortuito, no preparado de intento: el que se sube á la litera cuando van en ella paga con la vida. Castigaselas tambien; y por los demas yerros la pena suele ser golpes dados por el Pontifice máximo, para lo que algunas veces desnudan á la culpada en un lugar oscuro, corriendo una cortina. La que ha violado la virginidad es enterrada viva junto á la puerta liamada Colinadonde á la parte de adentro de la ciudad bay una eminencia que se extiende bastante, llamada en latin túmulo. Bácese allí una casita subterránea muy reducida con una bajada desde lo alto; tiénese dispuesla en ella una cama con su ropa, una lámpara encendida, y muy ligero acopio de las cosas más necesarias para la vida, como pan, agua, leche en una jarra, aceite, como si tuvieran por abominable destruir por el hambre un cuerpo consagrado á grandes misterios. Ponen á la que va á ser castigada en una litera, y asegurándola por afuera, y comprimiéndola con cordeles para que no pueda formar voz que se oiga, la llevan así por la plaza. Quedan todos pasmados y en silencio, y la acompañan sin proferir una palabra con indecible tristeza: de manera que no hay espectáculo más terrible, ni la ciudad tiene dia más lamentable que aquel. Cuando la litera ha llegado al sitio, desálanle los ministros los cordeles, y el presidente de los sacerdotes, pronuneiando ciertas preces arcanas, y teadiendo las mauos á los Dioses por aquel paso, la conduce encubierta, y la pone sobre la escalera que va hácia abajo á la casita: vuélvese desde alif con los demas sacerdotes; y luégo que la infeliz baja, se quita la escalora, y se cubre la casita, echándole encima mucha tierra desde arriba, hasta que el sitio queda igual con todo aquel terreno; y esla es la pena que se impone á las que abandonan la virginidad que habian consagrado.

Numa edificó tambien, segun es fama, el templo roundo de Vesta, para que en él se guardase el fuego sagrado; tratando de imitar, no la forma de la tierra como si fuese Vesta, sino la del universo mundo, cuyo medio, segun los Pitagóricos, lo forma el fuego, y á este es al que Haman Vesta y unidad; y de la tierra opinan que ni es innoble, ni está en medio, sino puesta en equilibrio alrededor del· fuego, sin ser de las primeras y más importantes partes del mundo. Este dicen que fué tambien el modo de pensar de Platon, siendo ya anciano, acerca de la tierra, á saber, que está en region ajena, cuyo medio ocupa otro cuerpo más excelente.

Expliean asimismo los Pontifices å los que los consultan to que toca á los entierros, habiendo sido una de las instrucciones de Numa, que nada en esta parte debe reputarse mancha, sino que con estas legales ceremonias se da culto á los bioses de allá, que son los que reciben la mejor parte de nuestro sér; y más particularmente á la llamada Libitina, Diosa inspectora de lo que es santo en órden á los muertos; ya sea Proserpina, 6 ya más bien Vénus, como opinan los Romanos más instruidos, refiriendo no mal al poder de una misma Diosa lo que pertenece al nacimiento y å la muerte. Él mismo arregló los duelos por edades y tiempos; como por un niño menor de tres años, que no se baga duelo; por uno de más tiempo, el duelo no ha de ser de más meses que años vivió, basta diez, sin pasar de alli por edad ninguna, sino que el más largo tiempo de duelo babia de ser de diez meses, el mismo porque las mujeres debian permanecer viudas: la que se casaba ántes, sacriflcaba una vaca preñada por ley dei mismo. Habiendo ereado Numa otros sacerdocios, haremos todavía mencion de dos de ellos, del de los Salios y el de los Feciales, por ser los que más prueban su piedad. Porque los Feciales venian á ser unos conservadores de la paz, á lo que yo entiendo, tomando el nombre del mismo ministerio; pues con sus palabras disipaban las contiendas, no permitiendo que se recurriera á las armas hasta que se hubiese perdido toda esperanza de obtener. justicia; porque los Griegos explican tambien con el nombre de la paz el desatar sus disputas sin el uso de la fuerza, empleando solamente de unos á otros la persuasion. Los Feciales do los Romanos muchas veces se dirigian å los que cometian alguns violencia, exhortándolos á la reparacion: si se negaban, tomando por testigos á los Dioses, y haciendo terribles imprecaciones contra sí mismos y contra su patria si no habian hablado en justicia, asi les denunciaban la guerra. Oponiéndose elios, Ó no conviniendo, ni al soldado ni al Rey era licito tomar las armas; sino que tomando por aquí el prineipio de la guerra para ser justa, despues era cuando debia el jefe tratar de lo que convenia para bacerla; y pasa por cierto que squella calamidad de la invasion de las Galos le vino á la ciudad por haberse traspasado estos ritos. Sucedió, pues, que los bárbaros cercaban á Clusio, y fué enviado de mensajero al ejército Fabio Ambusto, con el objeto de tratar por los sitiados; y como se le respondiese ásperamente, creyendo que su mision estaba fenecida, tomando las armas por los Clusinos con ardor juvenil, provocó á combate al más alentado de los bárbaros. Y lo que es el combate le sucedió felizmente, habiendo veacido y despojado á su contrario; pero sabedores los Galos enviaron mensajero por su parte á Roma, acusando á Fabio de que contra los tratados y contra la fe les habia hecho una guerra no denunciada. Entónces los Feciales bien persua- đieron al Senado que Fabio fuese entregado á los Galos; pero él acogiéndose á la muchedumbre, y valiéndoso del favor del pueblo que le amparó, evitó la pena; mas de allí á poco sobreviniendo los Galos asolaron á Roma, á excepeion solamente del Capitolio. Trátase de estas cosas con más extension en la Vida de Camilo.

Los sacerdotes Salios dicese que se crearon con este motivo: en el año octavo del reinado de Numa una enfermedad pestilente que corrió la ftalia, alligió tambien á.

Roma. Estando ya todos desalentados, cuéntase que una rođela de bronce arrojada del cielo vino á caer en las mapos de Numa; acerca de la cual refirió éste una maravillosa declaracion, que habia recibido de Egeria y de las Musas:

que aquella arma venía en salvacion de la ciudad, y debia tenerse en gran custodia, baciéndose otras once en la figura, en la magnitud y en la forma del todo parecidas á ella, de manera que un ladron no tuviera medio, á causa de la semejanza, de acertar con la venida del cielo; y que además aquel lerreno debia consagrarse á las Musas con los prados inmediatos, adonde por lo comun concurrian á conferenciar conél; y la fuente que regaba el mismo terreno habia de designarse como agua sagrada para las virgenes vestales, á fin de que yendo á tomarla todos los dias, con ella lavaran y asearan el templo; de todo to que dicen da testimonio el baber cesado al purlo la peste. Presentó, pues, la rodela, y dando órden de que trabajaran los arlistas en las que habian de hacerse senejantes, todos los demas desistieron; sólo Veturio Mamurio, que era operario sobresaliente, se acercó tanto á la semejanza, y las sacó todas tan parecidas, que ni el mismo Numa sabía distinguirlas. Pues para su cuslodia y. cuidado creó á los sacerdotes Salios. Tomaron este nombre de Salios, no como han inventado algunos, de un hombre de Samotracia 6 Mantinea lamado Salio, que enseñó la danza armada, sino más bien de esta misma danza, que es saltante, y la ejecutan corriendo la ciudad, cuando en el mes de Marzo toman las rodelas sagradas, vestidos con túnicas de púrpura, ceñidos con tahalís bronceados, lievando morriones tambien de bronce, y golpeando las armas con dagas cortas. Lo denias de esta danza, ya es obra de los piés, porque se mueven graciosamente haciendo giros y mudanzas con un compas vivo y frecuente, que hace muestren vigor y ligereza. Las rodelas se llaman anciles, ó por la forma, porque no son un circuło ni hacen circunferencia, sino que tienen el corte de una linea torcida, cuyos extremos hacen dobleces, é inclinándose los unos hácia los otros dan una forma curya[2]; ó por el codo[3], que es donde se llevan. Todo esto es de Juba, que se empeñó en hacer griego este nombre.

Podria tambien haberse tomado la denominacion de su venida de arrila[4], 6 de la curacion[5] de los enfermos, ó de la cesacion de la palidez[6], 6 tambien del sufrimiea- [2] Ayxulos, aignifica curvo.

[3] Aynay, es el codo.

[4] De arriba, åvezzbzv.

[5] Curacion, àxesIç.

[6] Palidez, duXt.

to[7] de los males; segon lo cual á los Dióscuros los Atenienses les dijeron anaces, ya que bemos de referir este nombre precisamente á la lergua griega. Mamurio dicen que fué premiado de su habilidad con ta memoria que los Salios hacian de él en una oda que cantaban durante aquella su danza pirica: otros dicen que era á Veturio Mamurio á quien se celebraba, y otros que la tradicion antigua: oeterem memoriam.

Luego que hubo arreglado los sacerdocios, edifieó junto al templo de Vesta la que se llamó Régia, esto es, Casa 6 Palacio Real, y allí pasaba la mayor parte del tiempo ocupado en las cosas sagradas, 6 instruyendo á los sacerdotes, 6 entreteniéndose con ellos en la investigacion de las cosas tocantes á la divinidad. Tenta otra cosa el collado Quirinal, cuyo sitio se muestra todavia. En las grandes fiestas, y generalmente en todas las procesiones sacerdotales, iban ciertos ministros por la ciudad previniendo el reposo, y que se cesase en todo trabajo; porque así como se dice de los Pitagóricos que no consentian se adorase ú orase á los Dioscs de paso, sino yendo de casa preparados y dispuestos; de la misma manera ereia Numa que los ciudadanos no debian.oir ni ver de paso y sin propósito nada de lo perteneciente á la religion, sino estando desembarazados de todo otro cuidado, y aplicando sus sentidos, como á la obra más grande, á la que tenfa por objeto á la piedad; para lo que se preparaba que las calles estuviesen libres de los ruidos, alborotos y voces que suelen acompañar á los trabajos indispensables y manuales. Consérvase aún hoy cierto vestigio, cuando al tiempo que el pontffice se ocupa en atender á las aves, ó en sacrificar, gritan los ministros: žoc age; expresion que significa baz lo que haces, y con ella se excita á la atencion y á la compostura á los que se ballan presentes. En todas las demas exhortaciones[7] Sufrimiento, avdyeatç.

6 sentencias suyas se notaba gran semejanza con las de los Pitagóricos; porque asi como éstos prevenian: «no te sientes sobre el celemin; no revuelvas el fuego con la espada; cuando vas peregrinando no te vuelvas atras; á los Dioses celestiałes se ha de sacrificar en nůmero impar, y en número par á los infernales,» cuyo sentido de todas ellas lo reservaban á la muchedumbre; de la propia manera algunas disposiciones de Numa tienen un sentido oscuro, come estas: « no se ha de hacer libacion á los Dioses de viña no podada; ni se les ha de sacrificar sin harina; se ha de hacer adoracion volviéndose, y los que han adorado deben sentarse.» Las primeras parece que enseñan el cullivo de la tierra, haciéndole parte de la religion; el volverse para adorar se dice que es una imitacion del movimiento circular del mundo; á no que parezea mejor, que mirando los templos al Oriente, con volverse de aquella region á la opuesta el que adora, y luego convertirse otra vez bácia el Dios, haciendo un circulo, consuma de una y otra parte sus preces; 6 io que quizá es más cierto, esta mudanza de postura nos muestra y enseña una cosa muy parecida á las ruedas egipcias, á saber: que nada bay estable en las cosas bumanas; y por tanto, conviene que como á Dios le parezca bacer y deshacer en nuestra vida, estemos nosotros contento8, y así lo recibamos de su mano. El sentarse despues de baber adorado dicen que es agüero con el que se confirman nuestras preces y se da permanencia å nuestro bien. Dicen tambien que el sentarse produce division de actos; y que poniendo término á la primera accion, se sientan en presencia de los Dioses para comenzar otra bajo sus auspicios. Puede tambien guardar esto conformidad con ļo que ya se dijo, acostumbrándonos ei legislador á no acercarnos á las eosas divinas de paso cuando entendemos en otros negocios y como de priesa, sino cuando tenemos tiempo y estamos desocupados.

Con estas disposiciones religiosas quedó la ciudad tan manejable y tan embobada con el poder de Numa, que les hacia dar asenso á las cosas más absurdas y que tenian visiblemente el aire de fábulas, no pensando que pudiera haber nada de increible en lo que proponia. Cuéntase, pues, que convidando una vez á su mesa á muchos ciudadanos, les pu3o un ajuar pobre y una comida vulgar y de poco valor, y que apénas empezaron á comer les anuació que la Diosa venía á visitarle, y repentinamento apareció la casa llena de los vasos más preciosos, y las mesas cargadas de toda especie de manjares y de la vajilla más delicada.

Pero lo más necio y absurdo de todo es lo que se refiere de su coloquio con Júpiter; porque se cuenta que al monte Aventino, que no era enlónces lodavía parte de la ciudad, ni estaba habitado, sino que tenía fuentes graciosas y bosques sombrios, concurrian dos Genios ó Semidioses, Pico y Fauno. Estos en las demas cosas parecia que eran de la raza de los Satiros y Titanes; pero en la virtud de los remedios, y en prestigios de que usaban en cuanto á las cosas divinas, se les compararia mejor á los que entre los Griegos se laman Dactilos Ideos. Embaidores, pues, como ellos, andaban corriendo la Italia. Dicese que Numa los sujetó echando vino y miel en una fuente donde solian beber; que despues de sujetos mudaron diversas formas, deponiendo la de su naluraleza y tomando extrañas apariencias, espantosas á quien las veia; y que cuando se convencieron de que estaban cautivos con prision fuerte é inevitable, predijeron otras muchas cosas futuras, y enseñaron el modo de expiacion para los rayos, el mismo que hasta hoy se practica, por medio de las cebollas, los cabellos y las menas. Otros dicen que no fueron aquellos semidioses los que introdujeron esta expiacion, sino que por medio de la magia hicieron que se apareciese el mismo Júpiter; que este Dios, irritado con Numa, le ordenó que la expiacion habia de hacerse con cabezas, y replicando Numa, ezde cebollast» dijo «de hombres;» que á esto volvió á replicar Numa, repeliendo lo terrible del mandato, ajDon cabellost» y respondiendo el Dios «con vivientes,»

añadió Numa, «imenas?» lo que habia ejecutado instruido por Egeria; y que el Dios se habia retirado aplacado ya; y al lugar se le habia dado de aqui el nombre de Iliquio[8]; y la expiacion se hacfa de aquella manera. Estas relaciones tan fabulosas, y áun puede decirse tan ridiculas, maniflestan la disposicion en el punto de religion de aquellos hombres, producida en ellos por el hábito. Del mismo Numa se refiere haberse engreido tanto con su esperanza en estas cosas divinas, que avisándole en cierta ocasion que cargaban los enemigos, se echó á reir, y dijo: «pues yo sacrifico,»

Fué, segun dicen, el primero que edificó un templo de la Fe y del Término, enseñando å los Romanos á tener el de la Fe por el mayor de todos los juramentos, lo que hasta hoy observan. El Término venía á ser un linde ó mojon, y le hacen sacrificios pública y privadamente en los mismos linderos de los campos, ahora de víctimas animadas; pero en lo antiguo era incruento este sacrifieio, discurriendo Numa que el Dios Término, que es el conservador de la paz y el testigo de la justicia, debe conservarse puro de toda muerte. Parece haber sido este mismo Rey el que hizo el apeo de todo el territorio, no habiendo querido Rómulo confesar con la medida de lo propio la ocupacion de lo ajeno, diciendo que el término cuando se guarda es el vínculo del poder; pero argumento de injusticia cuando se traspasa. Y en verdad que no era estrecho el lerritorio de la- ciudad desde el principio, sino que la mayor parte la babia adquirido Rómulo con las armas:

repartióla, pues, toda Numa á los ciudadanos más necesitados, removiendo la pobreza como preciso orígen de injuslicia, é inclinando hácia la agricultura al pueblo, cul- [8] Quiere decir de propiciacion.

142 PLCTARCO.-LAs VIDAS PARALELAS.

livado á una con el suelo; porque enire las profesiones de tos hombres ninguna engendra tan poderoso y pronte amor á la paz como la vida del campo; en la que queda aquella parie del valor guerrero que inelina á pelear por su propiedad, y se corta la parte que excita à la violencia y å la codicia. Por esta razon, Numa inspiró á sus ciudadanos la agricultura como filtro de paz; y mirando este arte como productor más bien de costumbres que de riqueza, dividió el terreno en partes 6 términos que llamó pagos, y sobre cada uno puso inspectores y celadores. En ocasiones tambien, infiriendo y conjeturandc por las obras la conducta de los ciudadanos, á unos los elevó á los bonores y å los cargos, y reprendiendo y reconviniendo á otros los hizo mejores.

Entre los demas establecimientos suyos, es muy celebrada la distribucion de la plebe por oficios; porque compuesta en la apariencia la ciudad de dos diversas gentes 6 pueblos, pero en realidad dividida en ellos, no habia forma de que quisiera ser una sola, ni de bacer eesar la diversidad y diferencia; de la que se originaban altercaciones inlerminablest fomentadas por el espíritu de partido:

reflexionando, pues, que para mezclar los cuerpos más mal avenidos y más duros se viene al cabo de ello deshaciéndolos y partiéndolos, determinó hacer de la plebe diferentes secciones; con lo que introduciéndose muchas diferencias se borraria aquella grande, fundida en tantas peque- Ďas. Hizose esta distribucion por oficios, de los flautistas, los orfebres, los maestros de obras, los tiatoreros, los zapateros, los curtidores, los latoneros y los alfareros. Refiriendo á estas las demas artes, hizo luégo de todas un solo cuerpo; y atribuyendo ó concediendo á cada clase formar comunidad y tener sus juntas y su modo particular de dar culto á los Dioses, entónces por la primera vez se quitó de la ciudad el decirae y reputarse Sabinos 6 Romanos, unos ciudadanos de Tacio, y olros de Rómulo; de manera que la nueva division vino á ser armonia y union de todos para con todos. Elógiase tambien, entre sus disposiciones politicas, la correccion que hizo de la ley que concede á los padres el derecho de vender los hijos, exceptuando á los casados, si el matrimonio se babia hecho con aprobacion ó mandato del padre: porque le pareció cosa muy dura que cohabitara con un esclavo la mujer que se habia casado con un hombre libre, en el conceplo de serlo.

Puso asimismo mano en el arreglo del calendario, si no con gran inteligencia, tampoco con una absoluta ignorancia; porque en el reinado de Rómulo contaban los meses desordenadamente y sin regla alguna, no dando á unos ni veinte dias, y danda á otros treinta y cinco, y áun muchos más, porque no teniendo conocimiento de la discrepancia que hay entro el sol y la luna, solamente atendian á que el año fuese de trescientos y sesenta dias. Computando, pues, Numa que el resto de aquella discrepancia era de once dias, por tener el año lunar trescientos cincuenta y cuatro, y el solar trescientos sesenta y cinco, doblando aquellos once dias, aplicó un año sí y otro no al mes de Febrero este embolismo, que era de veintidos dias, y los Romanos le llamaban merguidino: remedio de la tal diserepancia, que necesitó despues de mayores medicinas. Mudó tambien el órden de los meses, porque á Marzo, que ántes era primero, lo hizo tercero, y primero á Enero, que era undécimo bajo Rómulo, y duodécimo y último Febrero, que ahora tienen por segundo. Muchos son de opinion que estos meses de Enero y Febrero fueron añadidos por Numa, no habiendo dado al principio al año más que diez meses, como algunos bárbaros tres meses, y entre los Griegos los Arcades cuatro, y los de Acarnania seis. Para los Egipcios el año era de sólo un mes, y luégo de cuatro, segun dicen; y por esta causa habitando un país nuevo, pasan por muy antiguos, y suben con sus genealogtas á un número increible de años, poniendo los moses por años en sus cómputos.

Pucde ser una prueba de que los Romanos sólo hacian el año de diez meses y no de doce, el nombre mismo del mes último; porque áun boy le llaman Diciembre. El órden mismo convence que Marzo era el primero, porque al que era quinto desde él le decian quiotil, al sexto sextil, y asf en adelante cada uno de los demas: luégo, cuando añadieron Enero y Febrero, les sucedió con el mencionado mes, que en el nombre era quinto ó quintil, y en la cuenta sétimo. Hubo su razon para que el mes primero, consagrado por Rómulo á Marte, se llamase Marzo, y el segundo Abril, denominándose asi de Afrodite, que es Vénus, porque en él Be bacen sacrificios á esta Diosa, y en el dia primero se bañan las matronas coronadas dđe mirto. Algunos opinan que no se llama Abril de Atrodite, sino que puramente como es el nombre, asf se denomina Abril este mes de que estando en él en su fuerza la primavera, abre y descubre los pimpollos de las plantas, porque esto es lo que la lengua indica. Al que se sigue por órden, de Maya le dicen Mayo, porque está consagrado á Mercurio; y á Junio lo denominan asi de la estacion. Mas hay aigunos que sostienen tomar estos su denominacion de la edad más anciana y más jóven; porque entre ellos los más ancianoB se dicen maiores, y iuniores los más mozos. De los demas á cada uno lo denominan del lugar que tiene, como si contaran:

quintil, sextil, Setiembre, Octubre, Noviembre y Diciembre; aunque despues el quinto de César, el que venció á Pompeyo, se llamó Julio; y el sexto se ilamó Agosto del segundo Emperador que tuvo el sobrenombre de Augusto.

A los dos siguientes les dió sus nombres Domieiano; pero por muy poco tiempo, pues luégo que le quitaron la vida, volvieron á tomar los nombres primeros, llamándose Setiembre y Octubre: solos los dos últimos conservaron siempre la denominacion ordinal que tuvieron desde el principio. De los que añadió ó mudó de luger Numa, Febrero viene á ser como expiatorio, porque la voz casi lo indica, y entónces hacen libaciones por las plantas, y celebran la fiesta de los Lupercales, que en las más de sus cosas se asemeja á una expiacion ó purificacion. El primero Januario de Jano; y á mí me parece que á Marzo, denominado de Marte, lo quitó Numa del lugar preeminente, con la mira de dar siempre más estima á la parte administrativa 6 civil que à la militar; porque de Jano en lo antiguo, ora fuese Genio, ora fuese Roy, se dice haber sido politico y popular, y que indujo mudanza en el modo de vivir fiero y silvestre: y por esta razon lo pintan con dos caras, como que pasó la vida de los hombres de una forma y disposicion á otra.

Tiene en Roma un templo, tambien con dos puertas; al que llaman la puerla de la guerta, porque es de ley que esté abierto cuando bay guerra, y que se cierre hecha la paz: cosa dificil y pocas vec8s vista, habiendo tenido siempre el Gobierno que atender á alguna guerra para contener á las naciones bárbaras que de todas partes le rodeaban.

Sóło se cerró bajo el imperio de César Augusto, despues de la derrota de Antonio; y ántes en el consulado de Marco Atilio y Tito Manlio por poco tiempo, porque al punto sobrevino guerra, y fué preciso abrirle. Mas bajo el reinado de Numa ni un dia siquiera se vió abierto, sino que por treinta y tres años contínuamente se mantuvo cerrado: ¡tan cumplidamente y de raiz arrancó las ocasiones de la guerra! Y no solamente el pueblo romano se suavizó y domeió con la justificacion y mansedumbre de su Rey, sino que tambien las ciudades eircunvecinas, como și de allá inspirara en ellas una aura suave y un soplo saludable, sintieron un principio de mudanza; y deseosas de benevolencia y de paz, á nada más aspiraron que á cultivar la tierra, criar sus hijos en reposo, y venerar á los Dioses. Las fiestas, las danzas, los hospedajes y los agasajos de unos á otros, que sin miedo se reunian, fueron la suerte de toda la Italia, como si de la fuente de la sabidurla de Numa corriese bácia todos lo honesto y lo justo, y como si su serenidad se extendiese á todas partes; de manera que áun no alcanzaron á pintar aquel estado las hipérboles poéticas de los que dicen:

Su tela bace la araña en los paveses, Y se cubren de orin lanzas y espadas:

No se oye el són de la guerrera trompa, Ni de los ojos buye el blando sueño; pues no se cuenta que bubiese babido ni guerra ni inquietud alguna sobre mudanza de gobierno en el reinade de Numa, ni tampoco enemistad alguna contra él, ni envidia, ni asechanzas, ni sedicion por codicia de reinar; de manera que bien fuese miedo de un hombre sobre el que parece velaban los Dioses, 6 respeto á la virtud 6 fortuna particular, gobernada por algun Genio que conservaba su vida libre y pura de todo mal, vino á ser ejemplo y argumento de aquella sentencia que mucho tiempo despues se atrevió á pronunciar Platon acerca del gobierno; que no hay descanso para los hombres, ni cesacion de sus males, sino sucede por una feliz casualidad que la autoridad régia se junte con una razon cultivada por la filosofia, para que baga que la virtud triunfe del vicio. Dichoso, pues, el hombre verdaderamente prudente, y dichosos los que obedecen los sabios preceptos que salen de unos prudentes labios; porque será muy raro que aquel necesite usar de fuerza ni de amenazas, y más bien éstos, viendo la virtud misma en el ejemplar manifiesto y en la ilustre vida del que manda, voluntariamente se harán moderados, y se ajustarán á una vida irreprensible y dichosa por el amor y benevolencia bácia ellos acompañados de justicia y modestia, que es el término más glorioso del mando; y entre todos el ánimo más propiamente régio es el que pueda producir esta conducta y esta disposicion en los súbditos; á lo que parece baber atendido Numa más que otro alguno.

Acerca de sus hijos y de sus matrimonios hay diversidad de opiniones entre los historiadores; porque algunos dicen que ni estuvo casado con otra que con Tacia, ni fué padre sino de una sola hija llamada Pompilia; pero otros además de ésta le dan cuatro bijos, á saber, Pompon, Pino, Calpo y Mamerco, de los cuales dejó á cada uno la sueesion de una casa y de una gente distinguida: porque de Pompon descienden los Pomponios; de Pino los Pinarios; de Calpo los Calpurnios, y de Mamerco los Mamercos; á todos los cuales por esto les quedó el sobrenombre de Regas, que viene á ser Reyes. Mas hay otra tercera sentencia de los que acusan á éstos de haber querido congraciarse con aquellas gentes, formando árboles falsos de la descendencia de Numa, y dicen que Pompilia no fué hija de Tacia, sîno de otra segunda mujer con quien casó siendo ya Rey, llamada Lucrecia. En lo que convienen todos es en que Pompilia casó con Marcio, el cual era hijo de aquel Marcio que exhortó á Numa á que admitiese el reino; porque se trasladó á Roma con él, donde fué elevado á la dignidad de senador; y como compitiendo eon Hostilio por la mverte del mismo Numa en la contienda sobre el reino fuese veneido de aquél, se quitó á sí mismo la vida; pero su hijo Marcio, casado con otra Pompilia, permaneció en Roma, y tuvo en bijo á Anco Marcio, que reinó despues de Tulo Hostilio. Dejó á este Numa de cinco años al tiempo de su muerte, la que no fué repentina ni pronta, sino que poco á poco, como escribió Pison, le fueron consumiendo la vejez y una lenta enfermedad; habiendo muerto en la edad de poco más de ochenta años.

Hicieron tambien ilustre su vida con las mismas exequias los pueblos aliados y amigos, concurriendo á ellas TÔMO I.

11 con públicas ofrendas y coronas: llevaban el féretro los patricios, y le acompañaban y seguian los sacerdotes de los Dioses; y luégo despues venía una inmensa muchedumbre, mezclados bombres y mujeres; y no como en el entierro de un rey anciano, sino que como si cada uno hubiose perdido la persona más cara en la flor de la edad, asi era el llanto y el clamor de todos. No pusieron el cadáver en hoguera por haberlo prohibido él mismo, segun se dice, sino que se hicieron dos cajas de piedra, que se colocaron en el Yaniculo, de las cuales la una contenia el cuerpo, y la otra los libros sagrados que él mismo habia escrito, al modo que los legisladores griegos sus tablas, enseñando en vida á los sacerdotes lo que contenian, é inspirándoles el hábito y la sentencia de todo; pero á su muerte mandó que se sepultasen con su cuerpo, porque no estaba bien que á unas letras muertas se confiaran tales misterios. Conducidos de este mismo racioeinio los Pitagórieos, no ponian por escrito su doctrina, sino que sin escritura pasaban su memoria y enseñanza á los que contemplaban dignos; y como su tratado sobre los métodos que llaman en geometría oscuros é inexplicables se hubiese comunicado á uao que no era de aquellos, dijeron haber manifestado el Genio que con un eastigo grande y general vengaria aquella trasgresion é irreverencia. Asf, merecen indulgencia los que con tales caracteres de semejanza se empeñan en hacer coincidir en un mismo tiempo á Numa y á Pitágoras. Ancias dice que de los libros puestos en la caja, doce fueron hierofånticos, y olros doce de flosolia griega. Pasados unos cuatrocientos afños, siendo cónsules Publio Cornelio y Marco Bebio, sobrevinieron grandes lluvias, y abriéndose una sima, la corriente levantó las cajas; y quitadas las losas que las cubrian, la una se halió enterameate vacla, sin que tuviesc parte ni resto alguno del cuerpo; pero habiéndose hallado escritos en la otra, se dice que los leyó Petilio, entónces Pretor, y que habiendo hecho entender al Senado con juramento que sería ilicito y saerflego el que lo escrito se divulgase, se llevaron los libros al comicio, y allí se quemaron. Comunmente sucede á lodos los hombres justos y virtuosos que gozan de mayor alabanza à la postre despues de su muerte, porque la envidia no sobrevive mucho tiempo, y áun á veces se extingue durante su vida; pero la gloria de éste áun tuvo otra cosa que la hizo más brillante, y fué la suerte que cupo á los reyes sus sucesores; porque de cinco que fueron los que bubo despues de él, el últımo, arrojado đel imperio, acabó sus dias en un destierro; de los otros tres, ninguno murió de muerte natural, sino que todos tres acabaron muertos á traicion; y Tulo Hostilio, que reinó inmediatamente despues de Numa, habiendo escarnecido y desacreditado sus más loables instituciones, y más especialmente las relativás á la piedad, como propias de holgazanes y de mujeres, inclinó á sus ciudadanos á la guerra; y con todo no pudo perseverar en esta su osadía, sino que habiéndosele trastornado el juicio de resulta de una grave y complieada enfermedad, se entregó á una supersticion muy poco conforme con la religion de Numa; contagio que en mayor grado todavía hizo contraer á los demas, con haber muerto, segun se dice, abrasado de un rayo.


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  2. 3,0 3,1
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  5. 6,0 6,1
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  7. 8,0 8,1