CAPITULO XII


Seguirenlos, si a ustedes les parece, con la lista de los Leones euya presencia es la prueba incontestable de la existencia de las beldades aquellas... pues donde hay tigres, indudablemente hay caza.

Y daré principio por uno de los mas conspicuos, Carlos Federico, conde de Terrada, llamado socialmente Lord Ponsonby, por su eleganeia y el papelón que habia hecho en Londres, en donde se‘hizo notable por sus gastos, sus estravagancias, un si es, no es, semejantes a las excentricidades britanicas; y en fin, por sus triunfos a la Lovelace, o sea, su amor al prójimo fememino. Luis y Floro Lavalle, Carlos Benavides, Manuel Masculino, ya antes nombrado — Pepe Sebastiani, el cual no hay por qué llamarle José, pues que a poderlo, él mismo protestaria de ello. Emilio de Alvear por su bien faire en los salones y su figura correcta, según el calificativo actual.—Pantaleón Molina, Isaias Elia, Juan Bautista Alberdi, Carlos Eguia, Diego de la Vega, y en fin, su hermano Ventura, el ilustre poeta dramaturgo, en cuyo nombre hago alto para consagrarle un recuerdo, como un paréntesis abierto en este capitulo, intercalando una comparacion improvisada, inédita. Con motivo de un banquete dado en Madrid a todos los americanos en el dia de su santo, la condesa de Torre-Secres (no estoy seguro de este nombre), peregrina hermosura limeña, entusiasmo con su belleza a nuestro joven poeta, porque, como es sabido, una limeña tira más con una sola hebra de su cabello, que una yunta de bueyes una carreta cargada, perdonando la mala comparación, como dicen politica y humildemente nuestros criollos paisanos. Vamos al cuento.

En cierta oeasión, mi buena madre fué a visitar a la señora doña Dolores Cárdenas de la Vega; ésta, la recibié diciéndole: Tengo en la mano, misia Manuela, como efectivamente tenia y la mostraban, una carta de Venturita, y con ella. vienen unos versos que ha improvisado en un convite dado por una señora limeña, esposa del conde de Torres-Secres, en un dia de su santo, a todos los amigos residentes en Madrid.

La condesa era limeña y habia salido de su pais, con su esposo, cuando el ejército español se retiró de aquella capital. Antes de entrar en España quiso el conde que su esposa conociera a Paris y Londres, y que luciera, su interesante persona, porque era no solo muy linda sino muy elegante.

Establecidos estos antecedentes, se comprenderá mejor el brindis que pronuncio en su honor el citado poeta, y que yo conservo desde entonces. En el memento oportuno y poniéndose de pie dijo don Ventura:

"Amor buscando una Ninfa,
Con quien dividir su Impario,
voló al lejano hemisferio
Del opulento Perú;

A orillas del Rimac,
Dudoso gira do tú
Nacistes; amor te mira
Y fuistes la Ninfa Tú.

"Recibe, te dijo, "hermosa,"

La aljaba y el arco mio:
Ya desde hoy mi poderio,
También sera tuyo... Inés... [1]

Vibra con frente serena
Los invencibles arpones,
Y veras mil corazones
Volar al punto a tus pies.

Dijo amor, y alborozado...
Torció el Rimac su corriente
Y en aptitud reverente
Tu blanda cuna besó;

Sobre ella sus perlas ricas... [2]
Vertio la naciente aurora,
Y la flor que Mayo adora.... [3]
Carmin a tus labios dió,

La ciudad que baña el Sena
Asi te miro triunfanto,
Cuando tu talle elegante
En sus jardines lució.

También el Témesi al verte.
Calma su faz alterada.
Y en su atmosfera nublada.
Un rayo de luz brillo.

Honor de la Patria mia,
Hoy gala del Manzanares,
A ti debo mis cantares
Y mi lira consagrar;

Y si en tus labios de rosa.
La dulce sonrisa miro,
Ni a gloria mayor aspiro
Ni Apolo podra esperar.

Si estos no son versos, que me coronen a mi, como a Zorrilla:—Sigo mi nomenclatura de los leones que rodaban en torno de las beldades aquellas.

Guillermo Billinghurst, hermano de Mariano, este último que tanto se ha distinguido por su prodigiosa y progresista actividad que llamó la atención del Libertador Simon Bolivar, un dia en que muy jovencito se le presento en Lima, para darle cuenta de que ya estaban prontos en casa de su patron los zurrones de oro y plata para pagar al ejército.

Bolivar, al verlo tan listo, preguntó "si todos los muchachos de 18 años eran tan vivos en Buenos Aires como éste?"... Aunque no todos se hayan distinguido como él, que jamás concibió él un negocio cualesquiera, sin ribetes de patriotismo, testimonio de ello es el tranvia a Belgrano, para cuyo movimiento construyó el puente de Maldonado, y el que levantó hasta el nivel de los techos, en la calle de Temple cuando éstos eran terceros (que no ha mucho).

Los Bedriñana, Bustillos Manuel José, hermano del actual general de este nombre, muerto en el Quebracho por Oribe el presidente legal, de luctuoso recuerdo. Fermin Osua, que, sin ser propiamente un buen mozo, daba su gatazo. Era mas conocido con el renombre del "paquete Osua", renombre con el cual se apareció en Chile mismo; aprovechado por los demas argentinos para ponderar la tirania de Rozas, decian al presentarlo en la sociedad:— "hasta el paquete Osua ha emigrado de Buenos Aires". Esta frase era la última ratio de los expatriados.

Don Vicente Peralta, que fué el feliz esposo de la linda y graciosa Carlota de Alvear; y por último el celebrado coronel edecan de gobierno, don Francisco Eréscano.

Terminaremos aqui, con calidad de por ahora, la cronologia con los nombres de algunos ingleses acriollados, como los Lyons, los Darwis, los Scolts, sobrino del genuino Lord Ponsonby. Los Millers y Plowes, el buen mozo que con don Carlos Atkinson, presumian de jinetes y ninguno de los cuales, -sin embargo, montaba en caballos ingleses de cola rabona, sino en caballos criollos y briosos por consecuencia, como si dijéramos, para acompañar a Juan Moreira al ir a chulear y prenderle cuetes al Juez de Paz, o pelear a la partida que lo buscaba para prenderlo.

Pues estos leones, todos ensimismados como eran, cayeron de hinojos a los pies de las criollas aquellas que ustedes saben, a cada una de las cuales le caia, como la saya, aquello de Ventura de la Vega:

"Mil corazones, volar a tus pies"

y las muchachas o mestizas que tuvieron, son hasta, ahora de aquello que da gusto de ver.

Asi es cómo las tertulias, los recibos de ahora, que trato de describir, no comienzan propiamente dicho el dia de la invitación, sino al siguiente. Esta moda o mala practica, nos vino de Montevideo, donde comenzó a usarse, en la creencia, sin duda, de darse tono; porque hay gentes que piensan que incomodandose e incomodando a los dermis; se dan aires aristocraticos.

Un Ministro inglés, que no quiero nombrar, como no quiero recordar tampoco ni el año en que esto tuvo lugar, invitó a sus relaciones a un Te, como los ingleses llaman a esta clase de fiestas familiares; fijó la hora de las nueve de la noche... pero siendo ya las dies menos un cuarto, y no apareciendo nadie, el inglés, con justo motivo, montó el picazo, hizo apagar las luces y cerrar las puertas.

Cuando los invitados llegaron, el hijo de Albion roncaba como Enrique IV, que según Dumas, era el primer roncador de la Francia.

Pues, como iba diciendo, la fiesta viene a tener lugar al dia siguiente, cosa que no entraba en el programa del invitador, que seguramente tenia otra distribución que dar a las horas postreras de aquella noche. Cuando las niñas van a la tertulia, ya están, a la par de las mamas, fatigadas de esperar hasta la media noche, para entrar de las últimas en el salon, creyendo asi hacer mas efecto.

Y sucede, sin embargo, lo contrario; pues ya a esas horas estan desvirtuados los menjurjes, de polvos, velutina, brillantina, etc., etc., con que se embadurnan deplorablemente hasta los labios, cosa que todo el mundo vitupera, y es causa de mofa para la gente de buen sentido, mientras que creen embellecer el rostro con esos falsos mirajes, que no sirven sino para alucinar por un momento delante del espejo, en la creencia de que sea cierto aquello de que a Cupido la pintan ciego. Pero para los admiradores de su belleza de última hora, fabricada delante del espejo que les sirvió de colaborador inocente para su transformación momentanea, no; esto es mas conocido que la ruda.


  1. Nombre de la condesa.
  2. Sus dientes.
  3. La rosa.