La flor de los recuerdos (México): 33

La flor de los recuerdos (México) de José Zorrilla
México y los mexicanos. Carlos Hipólito Serán

Cárlos Hipólito Serán.— De orígen francés: nacido y muerto en Guadalajara. Primero, profesor de lengua francesa y de caligrafía en un colegio particular, adherido después voluntariamente á una compañía cómica, trabajó mucho para la escena, arreglando vaudevilles al teatro mexicano, y escribió para él las comedias originales intituladas: Ceros sociales, Restitución, Casualidad y calumnia, las cuales revelan un grande instinto cómico y una profunda amargura de corazón, en sus diálogos cáusticos y satíricos: críticas ásperas de las costumbres y vicios de la sociedad moderna. He aquí el juicio que de él hizo, con mucho acierto, el anónimo autor de su artículo necrológico: “Hay en Serán, dice, dotes estimables en un autor dramático: fin moral, inventiva, facilidad en el diálogo, buen estilo y gracia cómica; pero incurre en exageraciones, recarga la sal ática y parece respirar resentimiento y odio contra la sociedad entera. Tenia derecho á quejarse de ella al verse por ella desconocido, y degeneró casi en misántropo. Su misantropia tomó cada vez mas incremento, y huyendo al fin de la sociedad, se encaprichó en aislarse en medio de ella, como sucede á los que sufren amargas decepciones. Murió no solamente pobre sino en la mayor miseria; para que le visitara un médico en su última enfermedad, y para que su cadáver no quedara insepulto, fué necesario que le auxiliaran los Sres. Topete y Martínez, cuyos nombres merecen ser designados á la estimación pública en homenaje de agradecimiento. Tal fué la suerte de Serán. Tenia talento, era poeta, deja un nombre en la historia de la literatura dramática mexicana, y era además honrado y de excelente carácter. Sus pesares le hicieron misántropo, y su país le dejó morir de hambre. ¡Grande estímulo para los ingénios! Y luego el país se queja de que no tiene literatos!”

Serán tenia positivamente un buen talento: y, en otro país y en mejores circunstancias, hubiera llegado á ser un buen poeta cómico. Desventuradamente el público de México es escaso aun para sostener un solo teatro: todas las noches se compone poco mas ó menos de las mismas personas: todas se conocen, y puede decirse que asisten á un espectáculo de familia. Es casi imposible poner en escena una comedia de costumbres, sin que los maldicientes señalen entre los espectadores á los aludidos, aplicando inmediata y malévolamente la crítica general de la comedia á personas determinadas. Las intrigas de bastidores y las miserias del arte, atraviesan pronto el telón de boca para caer en poder del público, el cual interesa mas de lo que debiera la personalidad del cómico y del autor en el juicio de su talento y en el mérito y valor artísticos de la representación. Así es que Serán, cuya vida y opiniones eran conocidas del público, recibió siempre de él aplausos disputados en vez de merecidas ovaciones: y viendo que un pueblo que apenas cuenta media docena de autores dramáticos, recompensaba tan poco sus esfuerzos, que lograban solo una mezquina retribución metálica, se fué á morir en la soledad, abrevado el corazón de pesadumbre, y hastiado de una sociedad que no habia arrojado á su paso ni una flor fresca sobre la senda áspera y angosta de su existencia.