La flor de los recuerdos (México): 21

IV. editar

No es hija de mi numen mi tosca serenata;
Los Genios del desierto crearon mi cantar;
Agreste es su palabra, su melodía ingrata,
Suspiro de las tribus indómitas de Agar.
Los Génios del desierto, que en el Alhambra moran
Después que la perdieron los hijos de Alahmar,
Las hadas musulmanas, que su partida lloran,
La hicieron, himno rudo del Agareno adoar.

Los Génios, las Huríes, los Silfos y las Hadas
Que vienen por las noches á reunirse allí,
Dejando sus silvestres incógnitas moradas
Ocultas en la fértil comarca Granadí,
De la árabe creencia los ángeles caidos
De quienes esta noche la vela sorprendí,
La hicieron en su lengua sonar en mis oidos
Mandándome en la mia tornarla para tí.

Los Silfos que se labran su tienda de reposo
Con las plegadas hojas del fresco tulipán,
En cuya alcoba móvil con su álito oloroso
Las ráfagas nocturnas á columpiarles van:
Las vírgenes perpétuas, las célicas Huríes
Que, huyendo el paraíso dó las creó el Koran,
La vuelta de los reyes, sultanas y walíes
Esperan del caido imperio musulmán:

Aquellas voluptuosas divinidades moras,
De su sensual creencia soñada creación,
En pájaros y flores tornadas á estas horas
Habitan en tus valles de Orgiva y Lanjaron.
En nombre suyo vengo: por eso solitaria
Mi trova en las tinieblas se eleva á tu balcón:
Perdona pues, señora, si llega temeraria
A interrumpir tu sueño mi bárbara canción.