VII
La Guerra
de Fernando Cos-Gayón
VIII
IX
Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original. Publicado en la Revista de España: Tomo XV.


VIII.

Y bien pudiera decirse que desde 1815 datan, sino la declaración, el anuncio, los deseos, los preparativos de la guerra. Desde aquella fecha la Prusia, para cuando estas hostilidades de ahora comenzasen, tomó, y ha estado fortificando sin cesar, posiciones en Tréveris, en Coblenza, en Maguncia, puntos situados á larga distancia de su antiguo territorio Desde entonces Francia ha reclamado de continuo contra los humillantes tratados que le dieron unas fronteras caprichosas y arbitrarias, y arregladas contra sus intereses y su seguridad con tal arte y violencia, como han probado los primeros sucesos de la actual campaña, en que, por la forma de esas fronteras, ni le fué posible tomar la ofensiva, ni colocarse á la defensiva de una manera conveniente. Pretende Francia que la pertenece el Palatinado y los demás terrenos que Estados alemanes poseen á la izquierda del Rhin, porque en ellos se habla francés, y porque, no habiendo otra frontera natural, el río debe servir para fijarla. La etnografía y la geografía señalan como francesa aquella comarca y aquella población.

Iguales razones sirvieron para que Italia cediese á Francia el Condado de Niza y la Saboya, en donde se habla también el idioma francés con preferencia, y que se hallan del lado acá de los Alpes. Pero Bismark se siente mas fuerte que Cavour, y cree que la unidad alemana no tiene que pagar tributo al Imperio francés para que la permita nacer y crecer, ni está obligada á pagar servicios directos y costosos, hechos en su obsequio, como lo estuvo la italiana. Niega, pues, lo que se le pide y la razón con que se pide. Si el Palatinado habla francés, la Alsacia habla alemán: no hay más que leer en el mapa los nombres de sus pueblos, Strasburgo, Schlestadt, Weisemburgo, Lautemburgo, Phalsburgo, para comprender á qué raza pertenecen sus habitantes. Los montes son mejor frontera que los ríos, y los Vosgos están más indicados, para formarla, que el Rhin. Y, además, la historia quita también la razón á la Francia, puesto que todas esas comarcas, tanto las actualmente alemanas que reclama, como las francesas que puede pedirle la Alemania, han pertenecido á esta última mucho más tiempo que á ella.

Á estas razones pueden replicar los Franceses que, antes de que la Prusia fuese reino, tenia Francia la Alsacia y la Lorena; que después de algunos siglos de posesión no disputada, y de no haber manifestado sus habitantes el deseo de cambiar de patria, no há lugar ya á tratar de esta cuestión; que no es cierto que se hable en esas provincias el alemán con la generalidad con que se habla el francés en la izquierda del Rhin; que los títulos con que mantiene la posesión de sus territorios están sancionados por el derecho internacional desde hace siglos, al paso que los de Prusia sobre comarcas que la misma Europa vencedora reconoció en 1814 corresponder á Francia, no son más que un abuso irritante de la victoria de Waterlóo, y una humillación impuesta por la fuerza al pueblo francés, y que el pueblo francés puede rechazar con razón cuando se siente fuerte, y cuando ve que los tratados de 1815 son infringidos por los mismos que los hicieron.