LXV

Así decía un loco,

una noche, en la calle:

«Espíritus enfermos

que en cárceles de carne

golpeáis con el ala dolorida

el muro que os encierra y os atrae,

como las mariposas,

hambrientas de luz y aire,

en el que se estremecen

cascarón miserable.


»Espíritus enfermos:

aliviad vuestros males...

¿Por qué no alzáis poderoso vuelo?

Vuestras alas son fuertes y son grandes:

las de las mariposas,

diminutas y frágiles...

y, sin embargo, rompen

para siempre su cárcel!».

Así decía un loco,

una noche en la calle.