Gotas de ajenjo/CXXVI
CXXVI
–Llegar quiero a aquel monte,
madre, y tocar el cielo–.
Y enseñé con mi mano,
en el turbio horizonte,
todo cano de hielo,
un gran monte lejano.
Mi madre dijo: –vano,
pobre niño, es tu anhelo;
si quieres anda al monte
y en él alza tu mano:
ya verás que huye el cielo
y que huye el horizonte.
¡Sé dulce en este suelo,
sé virtüoso y sano…
y sin llegar al monte,
podrás tocar el cielo!