CII

Vestida de blanco la vi en la mañana,

en un vasto templo y al pie de una cruz;

mostraba en su tersa mejilla lozana,

la huella del último beso de luz...


Vestida de rojo, después, a mi lado

la vi, por la tarde, como un resplandor;

mostraba en su boca de flor de granado

la huella del último beso de amor


Y luego en la noche, de negro vestía,

su yerto cadáver... ¡Oh muerte cruel!

¡Mostraba en su frente, ya pálida y fría,

la huella del último beso de hiel!