Gesta/Cuentos/De la voluntad

DE LA VOLUNTAD




A

QUELLA noche, despues que su novio,— el rico y fastuoso negociante en coches,— se hubo despedido con la habitual reverencia glacial y exacta de siempre, Lidia había quedado pensativa,junto á la mesa del comedor, frente á la estufa, donde ardía, chisporroteando y estallante, el generoso coke.

¿Qué pensamiento de melancolía podía preocupar á esa cabecita rubia, alegre y risueña á toda hora, y que, á guisa de bibelot, parecía solo hecha para servir de adorno en lujosa sala ó en la mesa de trabajo de caprichoso artista?

Y bien se conocía que lo que trabajaba en aquel cerebro era una idea triste. Como abismada en un recuerdo,—recuerdo de dichas muertas, — la mirada permanecía fija. El gesto de la boca, deformado por la presión de la cara al apoyarse en la mano sostenida por el respaldar de la silla, era doloroso, y se diría que una pena honda había asaltado aquel espíritu, haciéndolo reflexionar por la primera vez.

¡Oh poder del recuerdo! ¡Oh tirano! ¡Cómo invades, posesionándote y dominando, todo el ser! Así has llegado en esta ocasión también, avasallador, único, absoluto, autócrata, á sacudir un corazón que dormía...


Sin embargo, se decía monologando en silencio, el culpable ha sido él. Es un impetuoso y un loco. Nunca me hizo caso. Decía que pensaba por mí; y no supo darse cuenta de que yo no era una voluntad. ¡Y que antes que la suya estaba la de mi madre! Por allí debió empezar. Y no lo hizo. Y un día ella, mi madre, me impuso el olvido. Y ese día yo tuve para él una frase de debilidad en mi cariño. Y él, que era el impulso en la acción, echó el ídolo á tierra, lo arrojó del ara de un golpe y se paró, altanero, á contemplar la obra. En seguida huyó.

Y ha sido mi pasión y es mi cariño. Y así caeré en brazos de otro cayendo en los suyos. Porque estoy saturada de él, vivo de él, soy de él. Pero yo no soy una voluntad. Y antes que la de él está la de mi madre ¡Y ella es la que me impone marido!...

y la hermosa cabecita rubia se doblegó sobre el cuello, quedando largo tiempo recostada, como en actitud suplicante...