Fábulas en verso castellano/XXIII
Muy de madrugada sale de su aldea Lucas para un viaje de unas ocho leguas. No hay en todas ocho parador ni venta, no hay por el camino árboles siquiera. Gran calor aguarda, porque julio empieza; va por eso Lucas bien a la ligera. De flexible paja sombrerito lleva; pantalón y chupa son de primavera, y alpargata leve calza, que sujetan lazos que le cruzan sobre empeine y pierna. Con lo cual y un palo y un morral de jerga, Lucas diligente del lugar se aleja. Aún el sol no asoma, la mañana es fresca, nubes aparecen, se levanta niebla. Horas van pasando; la humedad se aumenta: ya menudas gotas por el aire ruedan, hasta que a torrentes lanzan las esferas lluvia que amenaza inundar la tierra. Cuál estaba Lucas, júzguelo cualquiera: hízose una sopa de pies a cabeza. No era ciertamente grande su paciencia: enojóse, y loca se soltó su lengua. -Luego quieren (dijo) que uno se someta dócil a las leyes de la Providencia. Esta condenada lluvia que no cesa, ¿qué motivo tiene?, ¿qué bien acarrea? Mala es y remala para la cosecha, y salud y vida puede que yo pierda. Esto hablaba el necio, cuando de unas peñas un ladrón armado sale y se le acerca. Lucas imprudente su garrote apresta, sin mirar que el otro tiene una escopeta. Del gatillo tira el ladrón con fuerza; mas por dicha el tiro sin salir se queda. Lucas acomete con audacia nueva, y el malvado entonces huye entre las quiebras, y para que Lucas algo se detenga, la escopeta arroja, porque ya le pesa. Nuestro caminante discurrió al cogerla: No estará cargada, cuando así la suelta. Mírala, y entonces, ¡cuál fue su sorpresa! Carga doble dentro del cañón encuentra; pero entrambas cargas barro estaban hechas, y aun lo mismo el cebo de la cazoleta. -¡Diantre! (dijo Lucas muerto de vergüenza), locamente al cielo dirigí mis quejas. Pólvora excelente la del ladrón era, y ella se inflamara si estuviese seca. Niebla y lluvia hicieron que se humedeciera: si ellas me calaron, me salvaron ellas. ¡Gloria a Dios que rige la naturaleza! No hay mal en el mundo que por bien no venga.