Electra: 24
Escena IX
editarCUESTA; ELECTRA, PATROS, que asoman por la puerta de la izquierda, como reconociendo el terreno.
ELECTRA.- Cuidado, Patros... Por aquí es difícil que, podamos pasarlo.
PATROS.- (Reconociendo a CUESTA, a quien ven de espalda escribiendo.) ¡Don Leonardo!
ELECTRA.- Chist... Lo más seguro es dejarla en tu cuarto hasta la noche. ¡Vaya, que tener yo que ir a esa maldita inauguración!
CUESTA.- (Sintiendo las voces, se vuelve.) ¡Ah! Electra...
ELECTRA.- ¿Estorbamos, Don Leonardo?...
CUESTA.- No, hija mía- Me hará usted el favor de esperar un poquito... hasta que yo termine esta carta. Tengo que hablar con usted...
ELECTRA.- Aquí estaré, señor. (Aparte PATROS.) ¡Qué fastidio! (Alto.) No veníamos más que a buscar un papel y un lápiz para que Patros apuntara... (Coge de la mesa lápiz y papel. Aparte a PATROS.) ¡Cuídamele bien, por Dios! ¡Ay, qué monísimo está durmiendo! ¡El hociquito, y aquellas manos sucias, y aquellas uñitas tan negras, de andar escarbando la tierra...! ¡Ay, me lo comería!
PATROS.- ¡Y el pelito rizado, y las patitas...!
ELECTRA.- (Con evasión de cariño.) Me vuelvo loca. Que le cuides, Patros; mira que...
PATROS.- Ahora le llevaré dos bollitos.
ELECTRA.- No, no: que eso ensucia el estómago... Le llevarás una sopita...
PATROS.- ¿Y cómo llevo eso?
ELECTRA.- Es verdad. ¡Ah! Pides para mí una taza de leche.
PATROS.- Eso. Y se la doy en cuanto despierte.
ELECTRA.- Aquí tienes el papel y el lápiz para que haga sus garabatitos... Es lo que más le entretiene... Luego, esta noche, aprovechando una ocasión, le traeremos a mi cuarto y dormirá conmigo.
CUESTA.- (Cerrando la carta.) Ya he concluido.
ELECTRA.- Perdone un momento, Don Leonardo. (Aparte a PATROS.) No te separes de él... Mucho cuidado. Si Don Leonardo no me entretiene mucho, antes de vestirme iré a darle un besito.
CUESTA.- Patros.
PATROS.- Señor...
CUESTA.- Que lleven esta carta al correo.
PATROS.- Ahora mismo. (Vase.)