Escena IX

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CUESTA; ELECTRA, PATROS, que asoman por la puerta de la izquierda, como reconociendo el terreno.


ELECTRA.- Cuidado, Patros... Por aquí es difícil que, podamos pasarlo.


PATROS.- (Reconociendo a CUESTA, a quien ven de espalda escribiendo.) ¡Don Leonardo!


ELECTRA.- Chist... Lo más seguro es dejarla en tu cuarto hasta la noche. ¡Vaya, que tener yo que ir a esa maldita inauguración!


CUESTA.- (Sintiendo las voces, se vuelve.) ¡Ah! Electra...


ELECTRA.- ¿Estorbamos, Don Leonardo?...


CUESTA.- No, hija mía- Me hará usted el favor de esperar un poquito... hasta que yo termine esta carta. Tengo que hablar con usted...


ELECTRA.- Aquí estaré, señor. (Aparte PATROS.) ¡Qué fastidio! (Alto.) No veníamos más que a buscar un papel y un lápiz para que Patros apuntara... (Coge de la mesa lápiz y papel. Aparte a PATROS.) ¡Cuídamele bien, por Dios! ¡Ay, qué monísimo está durmiendo! ¡El hociquito, y aquellas manos sucias, y aquellas uñitas tan negras, de andar escarbando la tierra...! ¡Ay, me lo comería!


PATROS.- ¡Y el pelito rizado, y las patitas...!


ELECTRA.- (Con evasión de cariño.) Me vuelvo loca. Que le cuides, Patros; mira que...


PATROS.- Ahora le llevaré dos bollitos.


ELECTRA.- No, no: que eso ensucia el estómago... Le llevarás una sopita...


PATROS.- ¿Y cómo llevo eso?


ELECTRA.- Es verdad. ¡Ah! Pides para mí una taza de leche.


PATROS.- Eso. Y se la doy en cuanto despierte.


ELECTRA.- Aquí tienes el papel y el lápiz para que haga sus garabatitos... Es lo que más le entretiene... Luego, esta noche, aprovechando una ocasión, le traeremos a mi cuarto y dormirá conmigo.


CUESTA.- (Cerrando la carta.) Ya he concluido.


ELECTRA.- Perdone un momento, Don Leonardo. (Aparte a PATROS.) No te separes de él... Mucho cuidado. Si Don Leonardo no me entretiene mucho, antes de vestirme iré a darle un besito.


CUESTA.- Patros.


PATROS.- Señor...


CUESTA.- Que lleven esta carta al correo.


PATROS.- Ahora mismo. (Vase.)