El vaso roto (Traducciones, Díaz tr.)

Nota: Se respeta la ortografía original de la época

El vaso roto

Al vaso en que agoniza esta verbena
Un golpe de abanico estremeció;
Debió el golpe sutil rozarlo apena
Pues que ruido ninguno se escuchó.

Mas la leve invisible rasgadura
De una marcha continua, siempre igual,
Con su fina, constante mordedura
Lentamente rodeando fué el cristal.

El agua destiló gota por gota,
La savia de la flor se extingue ya,
Pero, la oculta herida nadie nota:
¡El vaso no toqueis, que roto está!
 

Así la Mano que nos es querida,
Nos hiere, sin saberlo, el corazón:
Se agranda en él la misteriosa herida
Y sucumbe la flor de su pasión.

Intacto queda ante la faz del mundo
Sintiendo allá en su fondo — que no veis —
Dilatarse y gemir su mal profundo:
¡El vaso roto está: no lo toqueis!