Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


El tratamiento.

Un lugareño necesitaba visitar á un infante, y preguntando el tratamiento que debia darle, supo: que al rey se daba el título de majestad y al príncipe de alteza; pero nadie pudo decirle palabra del titulo que se daba á un infante, porque debían ser tan tontos como él las personas á quienes preguntó.

— Yo lo inventaré, dijo, y principió así su arenga: Señor: yo espero que vuestra infantería me proteja.