El respeto al público
El respeto al público.
No atreviéndose Alcibiades, por su mucha timidez, á hablar al pueblo, Sócrates le animó con las siguientees reflexiones: — ¿Tienes á un zapatero por persona que pueda imponer respeto ?
— Ciertamente que no, respondió Alcibiades.
— Y un pregonero, y un carpintero, añadió Sócrates, ¿son gentes muy temibles?
— No las tengo por tales, dijo Alcibiades.
— Pues bien, continuó Sócrates, pasa revista á todos los oficios, y ve ahí las gentes que componen el pueblo de Atenas.
Si de cada uno en particular no haces caso, ¿por qué los temes cuando están juntos?