El médico a palos/Acto II/Escena III

El médico a palos (1830)
de Molière
traducción de Leandro Fernández de Moratín
Acto II, Escena III.
ESCENA III.
BARTOLO. GINÉS. D. GERÓNIMO. LUCAS. ANDREA.

(Salen por la derecha Ginés y Bartolo, éste vestido con casaca antigua, sombrero de tres picos y baston.)


GINÉS.

Aqui tiene usted, señor Don Gerónimo, al estupendo médico, al doctor infalible, al pasmo del mundo.

D. GERÓNIMO.

Me alegro mucho de ver á usted y de conocerle, señor doctor.
(Se hacen cortesias uno á otro, con el sombrero en la mano.)

BARTOLO.

Hipócrates dice que los dos nos cubramos.

D. GERÓNIMO.

¿Hipócrates lo dice?

BARTOLO.

Sí señor.

D. GERÓNIMO.

¿Y en qué capítulo?

BARTOLO.
En el capítulo de los sombreros.
D. GERÓNIMO.

Pues si lo dice Hipócrates, será preciso obedecer. (Los dos se ponen el sombrero.)

BARTOLO.

Pues como digo, señor médico, habiendo sabido.....

D. GERÓNIMO.

¿Con quién habla usted?

BARTOLO.

Con usted.

D. GERÓNIMO.

¿Conmigo? Yo no soy médico.

BARTOLO.

¿No?

D. GERÓNIMO.

No señor.

BARTOLO.

¿No? pues ahora verás lo que te pasa.

(Arremete hacia él con el baston levantado, en ademan de darle, de palos. Huye Don Gerónimo, los criados se ponen de por medio, y detienen á Bartolo.)

D. GERÓNIMO.
¿Qué hace usted, hombre?
BARTOLO.

Yo te haré que seas médico á palos, que asi se gradúan en esta tierra.

D. GERÓNIMO.

Detenedle vosotros..... ¿Qué loco me habéis traído aqui?

GINÉS.

¿No le dije á usted que era muy chancero?

D. GERÓNIMO.

Sí, pero que vaya á los infiernos con esas chanzas.

LUCAS.

No le dé á usted cuidado. Si lo hace por reir.

GINÉS.

Mire usted, señor facultativo, este caballero que está presente es nuestro amo, y padre de la señorita que usted ha de curar.

BARTOLO.

¿El señor es su padre? ¡Oh! perdone usted, señor padre, esta libertad que.....

D. GERÓNIMO.
Soy de usted.
BARTOLO.

Yo siento.....

D. GERÓNIMO.

No, no ha sido nada..... (Aparte. ¡Maldita sea tu casta!....) Pues señor, vamos al asunto. (Saca la caja, se la presenta á Bartolo, y él toma un polvo con afectada gravedad.) Yo tengo una hija muy mala.....

BARTOLO.

Muchos padres se quejan de lo mismo.

D. GERÓNIMO.

Quiero decir que está enferma.

BARTOLO.

Ya, enferma.

D. GERÓNIMO.

Sí señor.

BARTOLO.

Me alegro mucho.

D. GERÓNIMO.

¿Cómo?

BARTOLO.
Digo que me alegro de que su hija de usted necesite de mi ciencia, y ojalá que usted y toda su familia estuviesen á las puertas de la muerte, para emplearme en su asistencia y alivio.
D. GERÓNIMO.

Viva usted mil años, que yo le estimo su buen deseo.

BARTOLO.

Hablo ingenuamente.

D. GERÓNIMO.

Ya lo conozco.

BARTOLO.

¿Y cómo se llama su niña de usted?

D. GERÓNIMO.

Paulita.

BARTOLO.

¡Paulita! ¡Lindo nombre para curarse!.... ¿Y esta doncella quién es?

D. GERÓNIMO.

Esta doncella es muger de aquel. (Señalando á Lucas.)

BARTOLO.

¡Oiga!

D. GERÓNIMO.
Sí señor.... Voy á hacer que salga aqui la chica para que usted la vea.
ANDREA.

Durmiendo quedaba.

D. GERÓNIMO.

No importa, la despertaremos. Ven, Ginés.

GINÉS.

Allá voy. (Vanse los dos por la izquierda.)