El español y el francés
Romance primero
editar«Mosén Beltrán, si sois noble doleos de mi Señor, y deba corona y vida a un caballero cual vos. »Ponedlo en cobro esta noche, así el Cielo os dé favor; salvad a un rey desdichado que una batalla perdió. »Yo con la mano en mi espada y la mente puesta en Dios, en su real nombre os ofrezco, y ved que os la ofrezco yo, »en perpetuo señorío la cumplida donación de Soria y de Monteagudo, de Almansa, Atienza y Serón. »Y a más doscientas mil doblas de oro, de ley superior, con el cuño de Castilla, con el sello de León, »para que paguéis la hueste de allende que está con vos, y con que fundéis estado donde más os venga en pro. »Socorred al rey don Pedro, que es legítimo, otro no; coronad vuestras proezas con tan generosa acción.» Así cuando en Occidente, tras siniestro nubarrón, un anochecer de marzo su lumbre ocultaba el sol, al pie del triste castillo de Montiel, donde el pendón vencido del rey don Pedro, aun daba a España pavor; Men Rodríguez de Sanabria con Beltrán Claquín hablo; y éste le dio por respuesta con francesa lengua y voz: «Castellano caballero, pues hidalgo os hizo Dios, considerad que vasallo del rey de Francia soy yo; »y que de él es enemigo don Pedro, vuestro señor, pues en liga con ingleses le mueve guerra feroz. »Considerad que sirviendo al infante Enrique estó, que le juré pleitesía, que gajes me da y ración. »Mas ya que por caballero venís a buscarme vos, consultaré con los míos si os puedo servir o no. »Y como ellos me aconsejen que dé a don Pedro favor, y que sin menguar mi honra puedo guarecerle yo, »en siendo la medianoche pondré un luciente farol delante de la mi tienda y encima de mi pendón. »Si lo veis, luego veníos vuestro rey don Pedro y vos en sendos caballos, solos, sin armas y sin temor.» Dijo el francés, y a su campo sin despedirse tornó, y en silencio, hacia el castillo, retiróse el español.