El chiripá

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Argentinos no llevan calzones;
Pero llevan su buen chiripá,
Con un letrero que dice:
« Libertad, libertad, libertad!»


Así cantaba, hace ya alrededor de treinta años, un morenito que entonces tenía cinco o seis, repitiendo con graciosa convicción ese ingenuo y patriótico canto, aprendido en la escuela.

Como es que me ha quedado en la memoria, no sé; pero nunca he podido ver un chiripá, sin acordarme del morenito de ojos relucientes y de su cancioncita.

Y realmente que es muy argentino el chiripá, o más bien dicho era, pues ya va desapareciendo, dejando el lugar a la bombacha y al vulgar pantalón de gambrona.

El chiripá, pintoresco atavío del gaucho; de paño negro para el criollo acomodado, hacendado, que lo usa a ratos, por costumbre vieja, y lo va dejando poco a poco; de tela liviana, de algodón, vistosa, con rayas coloradas o verdes, azules y blancas, para los mortales menos afortunados; de tela fuerte, azul obscuro con cruces blancas, pampa, para algunos vascos rancios, que miran la moda con desprecio.


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¿De dónde salió el chiripá? Autores graves lo dan como indígena, significando la palabra «para cubrir», y aseguran que apareció como a fines del siglo pasado.

No puede haber duda que sea indígena, pues en ningún país europeo se ha usado jamás, desde los tiempos históricos, semejante prenda, y aunque se hubiera usado en Europa, ningún sastre la hubiera introducido, pues no se necesita arte ni tijeras para confeccionar esa personificada negación de la sastrería.

¿Cómo nació? -Cuentan que así fue:

Los indios usaban poncho; a caballo, el poncho les tapaba todo el cuerpo y parte de las piernas desnudas; a pie, siempre estaban en cuclillas, y el poncho los tapaba enteritos.

La primera vez que un jefe indio tuvo que acercarse a los cristianos, los vio tan vestidos, que al apearse, con solo el poncho puesto, se avergonzó de su desnudez, y quitándoselo de las espaldas, se lo ató en la cintura.

Cundió la moda, y de los indios pasó a los cristianos.

«Si non e vero, e ben trovato», como dirán los argentinos de la generación venidera.

Pero si siguen estos con la moda del chiripá, le habrán cosido bolsillos, que siempre, hasta hoy, le han faltado.