El Tempe Argentino: 38

Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


II. editar

Martín Triste

(Del diario «La Nación Argentina»)


Conocidos son los desastrosos efectos de la plaga terrible de la langosta que invadiendo periódicamente en cantidades asombrosas, tala todo género de vegetación y trae consigo la muerte de los ganados, la ruina de las fortunas, el hambre de las poblaciones, y hasta las epidemias mismas, sin que se haya ensayado aun entre nosotros un medio eficaz de librar los campos del agente devastador.

Nadie tiene idea de lo que es una invasión de langosta, sino viéndola.

Hace seis o siete años que pudimos presenciar uno de estos espectáculos en la ciudad del Paraná.

La masa incalculable de insectos que oscurecía la atmósfera, se había abatido sobre la tierra. Todo lo que era vegetación, hasta los grandes árboles, estaba talado. Los campos y hasta las calles de la ciudad presentaban el aspecto de una gran inundación en que se agitaban olas verdes y vivientes con un movimiento repugnante y contínuo. Los campos de Buenos Aires son a menudo castigados por este flagelo, que actualmente se siente en algunos puntos del oeste de la campaña.

Se comprende, pues, que encontrar el medio de combatir y hacer desaparecer esta plaga es prestar a la población un servicio de importancia incalculable.

Considerándolo así, tenemos mucho placer en insertar la siguiente interesante comunicación con que el Dr. D. Antonio J. Almeyra nos favorece desde el 25 de Mayo.


«25 de Mayo» Agosto 2 de 1868.


"Sr. Redactor de La Nación Argentina.

"Me tomo la libertad de ocupar su atención por ser con un motivo de interés general, no sólo para la Provincia, sino para toda la República, que ve casi todos los años devastados sus montes, sembrados y campos por la langosta.

"Quien no ha estado en la campaña, no puede hacerse una idea de lo que puede este insecto; yo lo he visto por la primera vez este año en el partido de Navarro. Veía avanzar la langosta, talando todo y sin que quedara para las ovejas más que la tierra. ¿Qué esperanza tenemos para que concluya esta plaga? Ninguna, pues por desgracia en nuestro país no nos ocupamos de estas cosas, y sin embargo nos sería muy fácil imitar en esto a la Francia, que como usted sabe, tiene su jardín de aclimatación para hacer el bien al país, a sus colonias y aun a los países extranjeros.

"Al decir esto del jardín de aclimatación, no quiero decir que se establezca uno aquí, aún cuando esa era mi idea al regresar de Europa, pues tenemos aquí todos los medios y ventajas para hacerlo, como ser hombres inteligentes en diversos ramos de historia natural, tierra fértil y barata, buen clima, etc., etc.

"En el boletín mensual de la sociedad imperial zoológica de aclimatación, del mes de marzo, he leído lo que están haciendo en Francia para concluir en Argel con la langosta, como concluyeron con ella en la isla Reunión; y la mejor prueba es copiar algunos párrafos de dicho boletín.

"Los desastres ocasionados en Argelia por la langosta han dado la dichosa idea a Mr. Alfred Gradidier de aplicar a esta grande colonia el remedio eficaz que fué empleado el siglo pasado en las islas Macarenas. Muchos años seguidos, el producto de las tierras de estas ricas colonias y particularmente de la isla Borbón, era periódicamente devorado por estos insectos y la miseria más profunda sucedía a la prosperidad. Fué entonces cuando el hábil intendente de estas islas tuvo la idea de aclimatar allí el pájaro cazador de langosta, el martín triste. Este pájaro, voraz de estos insectos y de sus huevos, se propagó con tan prodigiosa rapidez, que poco tiempo después de su introducción, las nubes de langosta desaparecieron, y después de un siglo, este flagelo no se ha reproducido más."

"A nuestros gobiernos no les costaría mucho introducir algunos cientos de estos pájaros que, diseminados en los alrededores de los pueblos, se aclimatarían perfectamente, y dictando las penas más severas contra el que destruyese estos pájaros o sus nuevos.

"Algunos dirán que aquí tenemos pájaros que destruyen la langosta, pero si los hay acá, estos no se ocupan de ello, pues, no teniendo agua en los arroyos, se van a buscarla a los ríos; estos pájaros son: la gaviota y la cigüeña, que no pueden ni compararse con el martín triste que destruye hasta los huevos de la langosta.

"Tengo la esperanza que a más de publicar esto, usted escribirá algo sobre el particular para llamar la atención de nuestro ilustrado gobierno, y ordenará a

"S. S. y affmo. S.

«Antonio J. Almeyra.»




"La especie tipo del género martín (gracula), es el martín triste (gracula tristis) que se halla en Bengala, Java y la Isla de Francia. Los martines se reúnen y vuelan en grandas bandadas. Son pájaros viajadores cuya presencia es un beneficio para las comarcas que visitan, porque destruyen una enorme cantidad de insectos y particularmente de langostas." (Bouillet, Dictionnaire universel des sciences, etc.)