El Salto
Escena regional; urente sol de estío;
una grácil parásita cuelga su escalinata
de alas de mariposa, pájaros de escarlata,
en la florida torre del conacaste umbrío.
Tal es el escenario por el que corre el río;
el río que arboledas, cielo y frondas retrata
y que fulgura, a veces, como un listón de plata
que estuviera bordado con perlas de rocío...
Y el río va cantando con un cantar que encanta:
mas al llegar al borde del abismo, no canta,
sino que imita el sordo clamor de la tormenta.
Y en su cristal, entonces, tiemblan diademas de oro,
y al despeñar ─gritando─ su vértigo sonoro,
un huracán de espumas a sus plantas revienta.