Q
Diccionario biográfico de Chile (1901)
de Pedro Pablo Figueroa
Cuarta edición ilustrada con retratos
Re

RAMOS (Melchor José).— Literato y estadista. Nació en Santiago el 3 de Enero de 1805. Fueron sus padres el comerciante portugues don Antonio Joaquín Ramos y la señora Juana Josefa Font. Hizo sus primeros estudios en el convento de Santo Domingo, recibiendo lecciones de gramática latina de frai Maquilla (1814-1816). Poco despues fué enviado a Lima a seguir una carrera en la Universidad de San Márcos, regresando a Chile en 1823. Durante su permanencia en la ciudad de los virreyes, cursó ramos superiores en el colejio de San Fernando, denominado despues de la Independencia, dirijido por el canónigo don Francisco Javier Luna Pizarro, arzobispo mas tarde de Lima, que estuvo proscrito en Chile. A su regreso a Santiago, Ramos se incorporó al Instituo Nacional. Estudió ramos de derecho y ciencias sociales y políticas. Fué miembro fundador de la sociedad organizada por Lozier en 1825 en el Instituto. Ramos introdujo en el pais la taquigrafía y fué profesor de esa asignatura en el Instituto. Colaboró en 1826 en El Redactor de la Educacion con estudios de meteorolojía. Contribuyó a la reforma del primer Silabario que se escribió en el pais por don Diego Thompson. En 1826 fué nombrado inspector del Instituto Nacional. Fué taquígrafo del Congreso en 1825. En 1826 fundó, asociado a don Bruno Larrain, el periódico titulado El Correo Mercantil e Industrial, el cual se llamó mas tarde Correo Mercantil, Político y Literario. En este periódico Ramos propuso al Gobierno una enseñanza comercial superior para la juventud. A pesar de su juvetud, se manifestó un verdadero maestro y publicista. En 1827 fundó el periódico político El Cometa, del que fué redactor, sosteniendo la política del jeneral Freire y del jeneral Pinto, es decir, del liberalismo. En ese mismo año fué nombrado oficial mayor del Ministerio del Interior. Habiendo cesado la publicacion de El Cometa, a causa de una polémica personal entablada por El Verdadero Liberal, Ramos fundó el periódico La Clave, que redactó durante dos años, siendo ese período de su labor literaria y periodística el mas considerable de su carrera pública. Puede considerarse a don Melchor José Ramos uno de los precursores y fundadores mas ilustres del periodismo nacional. Una de sus mas nobles ocupaciones en la prensa, aparte de la defensa de los derechos políticos, fué la de estudiar y hacer conocer los libros que se lograba introducir en el pais para difundir el gusto por la lectura y fomentar la ilustracion en la sociedad. El Presidente Pinto lo nombró Ministro del Interior cuando apénas contaba veintidos años, reconociendo su talento y la elevacion de su carácter. Desde su tribuna de La Clave, influía en la direccion de todos los poderes públicos. En El Independiente, de 1828, publicó un artículo sobre educacion, criticando la enseñanza de los colejios católicos. En este año fué electo diputado al Congreso Constituyente por el departamento de San Fernando, habiendo suscrito la Constitucion promulgada por el Presidente jeneral Pinto. Se distinguió como orador parlamentario, combatiendo la lei de abolicion de libertad de ejercicio de derechos de los estranjeros. Espíritu independiente, anhelaba la libertad y pertenecía al partido liberal unitario. Era un apóstol del comercio libre y tenia predileccion por la iniciativa propia del pueblo y los ciudadanos. En 1829, fué prosecretario del Estado, del Presidente Vicuña. Tomó una participacion activa en la política de ese ajitado período político, demostrando integridad y noble abnegacion por sus principios. Desterrado al Perú en 1830, falleció de nostaljia en Jauja, el 19 de Abril de 1832. A los 27 años había hecho la mas hermosa, brillante y honrosa carrera pública a que puede aspirar un hombre de talento. Su vida no ha sido conocida de sus conciudadanos, permaneciendo en el olvido durante 55 años, hasta que el libro póstumo de don Miguel Luis Amunátegui dedicado a su memoria, lo ha incorporado en el lugar que le correspondía en la historia patria.

RAMÍREZ (Eleuterio).— Héroe y mártir. Nació en Osorno el 18 de Abril de 1837. Fueron sus padres el sarjento mayor don José Ramírez, capitan de la Independencia, y la señora Marcelina Molina. Esta señora era hija del comandante del célebre batallon Valdivia, don Lúcas Ambrosio de Molina, que rindió heroicamente la vida por su rei en Chillan el 8 de agosto de 1813. Casi niño, ingresó, en 1855, en el Ejército, a hacer el aprendizaje de las Armas en el cuerpo de Jendarmes de línea. En 1858 era ayudante mayor. La guerra civil de 1859 lo llevó, en el Sur, a la batalla de Talca, y en el Norte, a la de Cerro Grande, que se dió a las puertas de la Serena, contra las tropas populares del caudillo copiapino don Pedro Leon Gallo (24 de abril de 1859). Ascendido al grado de capitan pasó al rejimiento 2.° de línea, que comandaba el entónces coronel y mas tarde jeneral don José Antonio Villagran. Desde 1860 a 1865, asistió a las campañas de la frontera araucana y en 1866, marchó a Caldera con su cuerpo militar, con motivo de la guerra contra España. En Calderilla se batió contra los buques de guerra de la escuadra española, siendo obligados los españoles a retirarse con pérdidas de su tripulacion. En 1870 pasó a Copiapó y fué comandante del cuerpo de Policía. En 1871 fundó en Santiago el Foro Militar, primer periódico destinado a servir los intereses del Ejército. Recordando esta pájina de su vida el publicista don Augusto Orrego Luco, lo ha denominado el periodista militar. Al sobrevenir la guerra contra el Perú y Bolivia, emprendió la campaña del litoral del Norte, en el rol de jefe del rejimiento 2° de línea. Hizo la campaña de Antofagasta y de Tarapacá, en la que se cubrió de gloria consumando el martirio de su precioso existencia. Despues de sostener el combate mas sangriento y desigual en la que brada de Tarapacá, el 27 de Noviembre de 1879, murió herido i quemado en un rancho como el mártir mas heroico. La batalla de Tarapacá fué una de las jornadas mas gloriosas de la guerra del Pacífico. El comandante Ramírez, decia el elocuente orador parlamentario don José Manuel Balmaceda, en el Congreso, acomete al enemigo al frente de su rejimiento. Una bala le destroza un brazo. Bañado en sangre, continúa mandando, como si el dolor no aflijiera su espíritu, y como si la sangre no postrara sus fuerzas. Herido nuevamente, cae de su caballo, mas no decae su enerjía, y continúa mandando y continúa combatiendo.

«Arrastrado a un edificio en que se hace fuerte con algunos soldados, exhorta a su jente, los estimula al sacrificio, y acompañado de sus bravos y hasta de sus cantineras, perece en medio de llamas cuyos resplandores alumbrarán para siempre aquella figura grande e inmortal.» El eminente diarista don Justo Arteaga Alemparte, lo definía con estos gráficos perfiles de su pluma:

«El comandante Ramírez pertenecía a la raza de los héroes como Prat. Era un hombre de guerra que gustaba de la ciencia y de las letras, pensador y escritor, suave, insinuante, culto, leon sin garras en la vida ordinaria, leon temible en la batalla. Su familia, su batallon y sus libros eran toda su preocupacion y toda su fiesta. Como Prat, Ramírez no tenia corpulencia física, pero tenia, como aquél, la nobilísima corpulencia del alma. Era pálido. Su mirada era dulce. Sus ojos eran claros, pero, observados con atencion, reflejaban un alma enérjica y bondadosa. Su estatura era proporcionada. Su apostura militar no pretendía a los estrépitos de la marcialidad. No habia en su esterioridad las esterioridades del héroe que sueñan las imajinaciones populares. El heroismo no se albergaba en una robusta salud, en una alta estatura, en la abundancia de carnes, en la voz sonora ni en la gracia para conducir un corcel de batalla. El héroe de Tarapacá no arrastraba su espada. Era un héroe sin aparato escénico.» Su sacrificio sirvió de norma lejendaria al ejército chileno en toda la campaña y en la historia, es una leyenda gloriosa y
Eleuterio Ramirez
una tradición heroica para las jeneraciones. Su memoria es venerada por el pueblo chileno y su nombre ha sido cantado por la epopeya. La música, la poesía y el romancero popular rememoran su glorioso nombre.

RAMÍREZ (Francisco Anjel).— Militar. Nació en Rancagua en 1807. Se educó en la Escuela Militar. Mui joven ingresó en el ejército. Poco después fué gobernador de Copiapó. En 1848 fué enviado a Lima por el Gobierno de Chile a recabar de la cancillería del Perú la suma de 500,000 pesos que le fueron acordados como gratificación el 5 de Noviembre de 1839, como igualmente una medalla de honor decretada el 20 de Enero del mismo año. Terminó satisfactoriamente su comisión el 20 de Abril de 1850, mereciendo una nota de agradecimiento del gobierno chileno. El 7 de Noviembre de 1850 fué nombrado Intendente de Santiago, puesto que desempeñó hasta el 25 de Setiembre de 1855, habiendo sido electo diputado al Congreso en los períodos legislativos de 1852 y 1855. Durante su administración local se fundó la Casa de Orates, se construyó la capilla de Pedro de Valdivia y el gran Teatro Municipal que se incendió en 1870. El ilustre coronel Ramírez fué un servidor público y militar esclarecido, que mereció el respeto y las simpatías de sus contemporáneos. Falleció ea Santiago el 7 de Octubre de 1856. Su vida, su labor y su historia fué recordada en El Ferrocarril, en una pájina brillante de justicia póstuma. De este modo definía el citado acreditado diario su carrera: «Militar, funcionario público, diputado, siempre los campos de batalla, la majistratura y el Congreso lo vieron, marchar pegado a sus deberes, prudente y valeroso como miembro de la administración, solícito y concienzudo como representante del pueblo. En todos estos terrenos el señor Ramírez supo siempre desempeñar el papel de un buen servidor del pais y hoi que seis años de fatigas en el servicio público han venido a acelerar su muerte, cábenos el triste deber de rendir a su memoria un homenaje de justicia. El ejército restaurador del Perú lo vio enrolarse espontáneamente entre sus filas para ir a combatir en tierras estrañas por los sagrados intereses de la patria. No necesitamos encomiar el valor, la disciplina, las excelentes dotes militares que desplegó entónces, como en las varias ocasiones mas o ménos difíciles en que se vió mas tarde. Comandante de algunos cuerpos del Ejército, entregado a las tareas ordinarias de cuartel o asumiendo como jefe de una provincia el cargo de primer guardián del orden en ella, jamas desmintió la enerjía i la oportunidad de acción que habían prendido a sus primeros pasos en la carrera de las armas.»

RAMÍREZ (Francisco Anjel).— Periodista. Nació en Santiago en 1841. Fué su padre el ilustre coronel y funcionario público don Pedro Anjel Ramírez. Se educó en el Instituto Nacional. Mui joven fué nombrado profesor del Liceo de la Serena. Durante algún tiempo fué redactor del diario La Patria de Valparaíso, y contribuyó con su injenio y sus producciones literarias al prestíjio del diario El Ferrocarril, de Santiago. Sus artículos eran notables por el colorido y la animacion de su estilo. Fuera de su labor de diarista, en la que brilló con gloria y lampos de luz su talento, publicó una serie de folletos políticos de singular importancia, siendo el mas notable de ellos el que versa sobre la acusacion a la Corte Suprema de Justicia, hábilmente escrito y dado a la publicidad en 1868. Murió en Santiago en 1869. Era un escritor fecundo y perseverante. Su nombre no ha quedado desconocido en los anales de la literatura y del periodismo nacional.

RAMÍREZ (Juan Enrique).— Industrial y agricultor. En una época en que todavía ejercían notable influencia en el pais los diversos sistemas rutinarios de la colonia, planteó la fabricacion de tejidos de cáñamo, la empresa de la Compañía de Gas y la del Ferrocarril Urbano de Valparaíso. Falleció súbitamente en Iquique en 1872. Ha dejado un grato recuerdo en la historia y en el pais, por su consagracion a las industrias y a la agricultura de la República.

RAMÍREZ (Pedro Antonio).— Presbítero y poeta místico. Nació en San Fernando en 1845. Se educó en el Seminario Conciliar de Santiago, en cuyo establecimiento fué durante ocho años profesor de gramática y latin, de historia y de literatura y de historia literaria. En otros colejios ha sido profesor de humanidades, filosofía, teolojía dogmática y moral. Se ordenó sacerdote el 28 de Marzo de 1868. Ha sido capellán y pro-secretario arzobispal. Ha colaborado en El Estandarte Católico, El Independiente i La Estrella de Chile, con mui notables composiciones poéticas relijiosas. Ha sido fiscal de la curia eclesiástica. Es autor de varios valiosos libros titulados Principios de Literatura, Manual de Composicion Literaria y una Historia Literaria. Sacerdote ilustrado, ha cultivado las letras con talento y elevado espíritu de cultura.

RAMÍREZ (Juan Ramón).— Sacerdote y escritor. Nació en Guacargüe, Caupolican, el 30 de Enero de 1844. Fueron sus padres don Juan Ramírez y la señora Josefa María Gálvez. Se educó en el Seminario Conciliar de Santiago. Ordenóse presbítero en 1868 y en en 1869 se le designó para ocupar el puesto de vice-rector del Seminario Conciliar de la Serena. También ha sido catedrático en filosofía y literatura en aquel establecimiento. Durante nueve años ilustró con los artículos de su pluma El Correo de la Serena (1870-79). Goza de fama de orador sagrado y de escritor brillante en la capital de Coquimbo. Es autor de la Historia de la Virjen de Andacollo. Ha sido párroco de su ciudad natal.

RAMÍREZ (Juan Rafael).— Bombero mártir. Se sacrificó en defensa de la propiedad en el incendio del 17 de Mayo de 1888, que tuvo lugar en Santiago. Su recuerdo es un ejemplo de abnegacion.

RANDOLPH (María Isabel).— Escritora y educacionista. Nació en Copiapó en 1855. Fueron sus padres el respetable doctor ingles don Guillermo Randolph y la señora Margarita Martínes. Se educó bajo la direccion de sus padres y de hábiles profesores. Poseía una ilustracion vastísima que la hacia apta para las mas nobles y delicadas carreras de la vida, como la de las letras y el profesorado. Escribió diversos y notables estudios sobre la educacion de la mujer, concretándose en ellos a diseñar los deberes de esta en la sociedad y en el hogar. Colaboró con artículos sociolójicos en El Atacama, de Copiapó, y en La Mujer, de Santiago. Huérfana de padre, se consagró en Copiapó a la educacion de la juventud dando lecciones de piano. Unida en matrimonio con el poeta don Santiago Escuti Orrego, se estableció en Santiago. Falleció en la capital en 1883. Dejó inédito un precioso libro titulado Los deberes de la esposa.

RAVEST (Frai Joaquin).— Ilustre sacerdote. Nació en Quillota el 16 de Agosto de 1804. Adquirió una vasta ilustracion en su convento y fué doctor en teolojía de la Universidad. Pertenecía a la comunidad Mercedaria y se distinguió por su amor a la instruccion popular, gozando de prestijio público. Se ordenó sacerdote en 1821. En 1848 obtuvo la distincion de ser premiado por el Presidente de la República, jeneral don Manuel Búlnes, por su consagracion a la enseñanza de la juventud. Fué provincial y comendador de su orden y capellan de la Artillería en 1824, caracterizándose en este último puesto como un verdadero amigo del soldado. Mas tarde fué capellan del Ejército. Disfrutó de gran influjo en el gobierno y en la sociabilidad de su tiempo. Falleció en Santiago el 23 de Julio en 1868. Era un verdadero apóstol del pueblo. En su instituto relijioso reorganizó el colejio, dando un desarrollo amplio a los estudios y poniendo sus cátedras bajo la direccion de los mas hábiles maestros como el célebre educador i sacerdote don Juan de Dios Romo. Misionero ferviente, era un predicador notable de la fé cristiana.

RAVEST (Ramon).— Benemérito militar de la independencia. Nació en Quillota en 1775. Fueron sus padres don Bernardo Ravest y la señora Francisca Castillo. Se educó en los colejios locales. Ingresó en el ejército español siendo muy jóven, en calidad de soldado distinguido, elijiendo para su instruccion militar el arma de artillería. Hizo su aprendizaje militar hasta 1810, en que, siendo sarjento y con motivo de la revolucion de la independencia, pasó al ejército patriota en el grado de subteniente. Emprendió las campañas de la libertad, en el rol de oficial de artillería, hasta alcanzar, en 1817, el grado de capitan. Asistió a los combates del Quilo, Tres Montes, Quechereguas, Chillan y Cancha Rayada, con el grado de sarjento mayor. Despues del desastre de Rancagua, emigró a Mendoza y allí se incorporó en el ejército de los Andes. Concurrió a la campaña libertadora de Chile y se encontró en la batalla de Chacabuco, por la que obtuvo medalla de honor. Desde 1820 hasta 1828, estuvo de guarnicion en la Serena, en calidad de jefe de la brigada artillería y de Comandante Jeneral de Armas del departamento. Tenia a la sazon el grado de teniente coronel. Falleció en esa ciudad el 20 de Julio de 1835. Sus méritos como militar y como patriota, han sido reconocidos por el Congreso. Fundador de una familia ilustre, su nombre ha pasado a la historia rodeado del prestijio del talento y del patriotismo.

RAVEST Y BONILLA (José). — Abogado, escritor y majistrado. Nació en la Serena en Agosto de 1823. Fueron sus padres el teniente coronel de la independencia don Ramon Ravest y Castillo y la señora Tadea Bonilla. Hizo sus estudios de humanidades en el Colejio Literario de la Serena y cursó ciencias naturales bajo la direccion del sabio don Ignacio Domeyko. Su aprovechamiento lo colocó, desde su mas corta edad, entre los primeros alumnos del colejio, y siendo mui jóven, ocupó puestos de distincion en el profesorado. En 1837 se inició en la noble carrera del profesorado en el Liceo de la Serena, distinguiéndose como un latinista verdaderamente notable. Habiéndose trasladado a Santiago, en 1841, ingresó al Instituto Nacional, dando comienzo al estudio del derecho en la seccion universitaria. En este plantel de educacion se hizo acreedor al aprecio del rector don Francisco de Borja Solar y mereció el nombramiento de profesor de humanidades. Recibido de abogado el 20 de Enero de 1849, regresó a la Serena, en cuya ciudad desempeñó los mas honrosos puestos públicos. Desde 1852 sirvió a la localidad y al pais en las comisiones universitarias y de beneficencia, en el Municipio y en la judicatura, como elector popular y miembro de jurados, siendo juez y fiscal. En 1891 fué nombrado, por el Presidente Balmaceda, Ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago. Pensador ilustrado, se distinguió como escritor, tanto en el periodismo como en las pájinas del libro, en defensa del derecho. Fué redactor de El Coquimbano, de la Serena, y escribió diversos trabajos jurídicos de la mayor importancia legal. De espíritu tranquilo y reflexivo, sus producciones se caracterizan por su elevada forma esterna i la mas serena observacion filosófica. Nos es grato citar, entre otras obras de su labor intelectual, las denominadas: Codificacion Agrícola de Chile; Proyecto de Código Rural; Anotaciones al Proyecto de Código de Enjuiciamientos; Estudio comparado del Proyecto de Reforma del Código de Minería; El nombramiento de los Jueces en Chile; El Nuevo Código de Minería de Chile y La Propiedad Minera Carbonífera». Su notable obra denominada Codificacion Agrícola de Chile, fué premiada con medalla de oro en el certámen de la Esposicion Nacional de 1884. Varias de sus obras inéditas, de jurisprudencia, se destruyeron en el incendio de su casa-habitacion, en la Serena, en 1893. Pertenecian éstas al jénero de los comentarios jurídicos de los Códigos Civil, de Comercio y de Enjuiciamiento. La modestia de su carácter le impidió desempeñar como publicista un rol mas espectante y notorio entre nuestros jurisconsultos, contentándose con contribuir desde léjos al progreso de las ciencias legales y forenses de su pais con sus estudios y sus libros. Su naturaleza delicada y de esquisita ternura, lo inclinaba a las impresiones superiores, de suprema nobleza y de nobles aspiraciones patrióticas y humanas. Dotado de carácter lleno de benevolencia y de un temperamento suave, amable y culto, eran propios de su modo de ser esos rasgos de bellos ideales. Su vida entera la consagró al servicio público de su patria, sin ambiciones ni preeminencias, animado solo del jeneroso anhelo de contribuir, como buen ciudadano, al bienestar y al progreso de las instituciones legales. Las cualidades heredadas de su ilustre familia patricia, formaron el credo de toda su vida, que fué de constante abnegacion y noble amor a su suelo. Modelado su carácter en las costumbres antiguas, su existencia fué un ejemplo permanente de moralidad i de virtud social i cívica. Falleció en la Serena, el 18 de Setiembre de 1900, legando a su familia y al pais con las enseñanzas de su vida el noble ejemplo de una virtud acrisolada.

RAVEST Y CAMPAÑA (José Ramon).— Abogado i escritor. Nació en la Serena el 23 de Noviembre de 1850. Fueron sus padres el prestijioso jurisconsulto don José Ravest y Bonilla y la señora Juana Campaña y Villarreal. Hizo sus primeros estudios de humanidades en el Liceo de la Serena y completó sus cursos superiores en el Instituto Nacional. Cursó leyes en la Universidad y obtuvo su título de abogado el 9 de Octubre de 1873. Establecido en su provincia nativa, ha desempeñado, en el departamento de Coquimbo, los puestos de procurador de la Municipalidad, en varios períodos legales, y promotor fiscal, sirviéndolos gratuitamente. Ha sido diputado al Congreso por el departamento de Coquimbo, en las lejislaturas de 1885 a 1891. En el Congreso Constituyente de este año, desempeñó el cargo de secretario de la Cámara de Diputados, hasta la abdicacion del Presidente Balmaceda. Tomó una participacion activa en los debates económicos de 1886, caracterizándose como notable orador parlamentario. Ha publicado un Diccionario de la Jurisprudencia Chilena, obra valiosa en su jénero, que ha sido premiada con medalla de oro en la Esposicion Internacional de Guatemala, en Centro-América. Ejerce su profesion con éxito brillante en la Serena.

RAVEST Y CAMPAÑA (Francisco Aníbal).— Doctor en medicina, servidor público, e industrial. Nació en la Serena el 15 de Octubre de 1852. Fueron sus padres el distinguido jurisconsulto don José Ravest y Bonilla y la señora Juana Campaña y Villa Real. Hizo sus primeros estudios de humanidades en el Liceo de la Serena y los completó en el Instituto Nacional. Cursó medicina en la escuela del ramo y se graduó de médico y cirujano en 1875. Siendo estudiante de medicina en 1873, se distinguió por su celo, abnegacion y preparacion científica en los lazaretos de variolosos en la epidemia que asoló ala capital y a la República. Sus servicios fueron premiados por la Municipalidad de Santiago con una medalla de oro. Al estallar la guerra contra el Perú y Bolivia en 1879, hizo la primera campaña en calidad de cirujano, encontrándose en las batallas de Pisagua y Dolores. Ha ejercido su profesion con éxito y brillo en Lima, Serena y Santiago. Con el mayor acierto ha desempeñado los siguientes puestos: Médico de Lazaretos y Hospitales en Santiago, Puerto Montt, Pisagua y Antofagasta; Médico de las Termas de Chillan; Médico del «Instituto de Caridad», con un movimiento de 200 a 300 enfermos mensuales; de las «Conferencias de San Vicente» y de la 1.a Compañía de Bomberos de Santiago. Ha sido Director y secretario de la Sociedad Médica, director de la Sociedad de Farmacia, y de otras sociedades de instruccion y Beneficencia. Asimismo Director de la «Protectora de viudas y huérfanos de la guerra del Pacífico», de la que fué Presidente el eminente ciudadano don B. Vicuña Mackenna, y por encargo de éste, fundador de una sociedad del mismo humanitario fin en Curicó, en Cauquenes y en otras ciudades, organizando al efecto meetings populares e interesando la opinion desde la prensa de las respectivas localidades. Fué Presidente de la «Cruz Roja» de la Serena durante la invasion del cólera asiático i Presidente del Círculo de Obreros de aquella ciudad y conferencista en el seno de esta institucion. Es autor de una Cartilla para asistencia de coléricos, que mereció jeneral aceptacion. Ha colaborado en algunos diarios, en especial en el Nuevo Ferrocarril, con el seudónimo de Hipócrates. Como industrial minero ha fomentado este ramo de la actividad nacional en la Higuera, en Tiltil y en otros centros de trabajo. Ha sido candidato a diputado por el departamento de Combarbalá y a municipal por el departamento de Santiago. La Vozde las Provincias, definía su personalidad en un artículo editorial del modo siguiente: «Hombre de consejo, escritor y tribuno distinguido, el doctor Ravest se ha conquistado muchos y merecidos aplausos. Los clubs políticos de Santiago lo cuentan en el número de los mas entusiastas soldados y sus discursos lo han hecho mui popular en las masas». Desde hace varios años reside en Santiago y vive dedicado a la especialidad de las enfermedades del corazon y afecciones sifilíticas y venéreas, y que, sin volver del todo la espalda a la Alopatía, busca con ahinco, con fe y con éxito, nuevas fuentes de recursos para sus enfermos, en la Dosimetría y en la Homeopatía, estimando que las tres escuelas, aplicadas con criterio sereno, tranquilo y verdaderamente clínico—segun la naturaleza de las enfermedades, la edad, el sexo y el temperamento de los enfermos—son susceptibles de prestar servicios inestimables a los que sufren. El esclusivismo sectario—ciego e inconsciente, muchas veces—ha sido, es y será siempre odioso y funesto, tratándose de la salud y la vida de la humanidad. En su rol social es un filántropo por la nobleza de sus sentimientos.

RAYO (Francisco Luis).— Periodista. Nació en Santiago el 20 de Setiembre de 1833. Fueron sus padres don Francisco Plácido Rayo y la señora Cármen Guerra. Se educó en el antiguo y afamado colejio del sacerdote don Juan de Dios Romo. En 1851 comienza su odisea política, siendo reducido a prision como revolucionario, miéntras su padre era conducido a la isla de Juan Fernández. Las persecuciones lo apartaron de su carrera y de la capital y estableciose con su familia en Constitución, donde tuvo que consagrarse al trabajo para sostener a su familia. En 1860 se trasladó a Cauquénes, i en 1865 fué nombrado profesor de gramática del Liceo de esa ciudad. Consagrado al arte fotográfico en 1869, para el cual había hecho estudios especiales, obtuvo con sus retratos un premio de honor en la Esposicion Nacional de 1872. En 1870 fundó el periódico titulado El Polo, que aun existe, el que redactó hasta la hora de su muerte, en el curso de veinte años. Tomó una participacion activa en la campaña presidencial en favor de la candidatura del ilustre ciudadano don Benjamin Vicuña Mackenna en 1875. Fué presidente de la asamblea que proclamó al eminente publicista en Santiago. Falleció en Cauquénes el 8 de Julio de 1884. Fué un periodista ilustrado y perseverante, a cuyos afanes de escritor debe grandes adelantos la rejion agrícola central del pais.