Consolación (Balart, 1895)
CONSOLACIÓN
No prodigues tus lágrimas en vano,
Dulce Antonio, por leves sinsabores,
Ni humilles tu altivez á los rigores
De infame ingratitud en pecho humano.
Recobra de tu espíritu lozano
La serena quietud; y nunca llores
Mientras mi amor ofrezca á tus dolores
Brazos de amigo y corazón de hermano.
Llora ay cuando al deber y á las ideas
Sacrifiques tu bien, y en torpe juicio
Tu ofrenda santa escarnecida veas.
¡Llora cuando, ciñiéndote el cilicio,
Befado expires, y expirando creas
Que el mismo Dios rechaza el sacrificio!