Pistilos editar




Nadie sonríe como tú: semeja

flor sangrienta tu labio en que se posa

tu sonrisa, impalpable mariposa,

que al henchirse de miel, rauda se aleja.


Solo un instante breve

vive esa mariposa de alegría;

de tus dientes se muestra el alba nieve,

pero me oculta con el alba leve

la sonrosada pulpa de tu encía.


¿Sabes por qué tu boca,

como una flor de fuego estremecida,

arde y tiene color, perfume y vida?

Porque el beso de amor nunca la toca.