Carta de Juana Manuela Gorriti a José Hernández (Abril de 1880)
Señor D. José Hernandez.
Primo mio y querido amigo:
Por mi hijo Julio he sabido con pena que Vd. no recibió la carta en que le daba un millón de gracias y felicitaciones, anunciándole haber llegado á mis manos el precioso obsequio con que Vd. me favoreció: la segunda parte de su bellísimo poema, «Martin Fierro».
En Lima ha tenido entusiasta acogida esta publicación, cuyas bellezas poéticas deleitarán á los lectores de todas latitudes; pero solo á nosotros, hijos de ese país mágico del fantasista lenguaje, nos será dado gustar con su deliciosísimo sabor, el colorido local de esas gráficas imágenes que hacen de este libro una serie de cuadros plásticos de sorprendente verdad.
— Estoy encantado con el «Martin Fierro» de Hernandez — díjome uno de los primeros literatos de Lima.
— Y sin embargo — respondí — para ustedes; ese hermoso poema es Rosario en Berberie.
— ¿Por qué?
— Porque la mitad de sus bellezas son para ustedes sanscrito: no las comprenderán.
— Pues yo las percibo muy bien.
— ¡Error! O sino expliqueme Vd. esta:
Nos retiramos con Cruz
A la orilla de un pajal.
Por no pasarlo tan mal
En el desierto infinito,
Hicimos como un bendito
Con dos cueros de bagual
— Pues claro: en lo del bendito expresa la prontitud con que arreglaron las pieles de ese animal.
Y cuando le hube explicado el problema de la frase picóse enormemente y no me ha perdonado aquella explicación.
Espero que á estas horas, estará V. escribiendo otro libro como este, que es como una golosina: una vez gustado, se anhela otro semejante.
Saludamos á V., Julio y yo, y le estrechamos cordialmente la mano.
De Vd. prima y afectísima amiga.