Cardos y lirios/Astro del alma

Astro del alma

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En la ojera profunda,

fría y amoratada,

que de mi muerta madre idolatrada

el ya rígido párpado circunda,

la postrimera lágrima estancada

vive y la yerta cavidad inunda.


Y esa lágrima quieta

allí, sola y brillante,

como un vivo diamante

entre un cáliz marchito de violeta,

copia, como un espejo,

los confusos contornos de la alcoba

de la muerta, que duerme ante el reflejo

de un cirio, sobre un lecho de caoba.


Estoy solo... con ella;

un deseo tenaz mi mente azota:

pongo mis labios en la gota aquélla

y me bebo la gota.

Hoy esa gota en mi alma es una estrella.