Alfredo de Joaquín Francisco Pacheco


3.ª editar

RICARDO.

¡Ojalá la hubiese yo acompañado a la tumba..., y no me vería hoy...! Yo, yo soy el primer culpado..., yo que falté a mis votos, a mis promesas más solemnes..., ¡que puede ultrajar la memoria de Blanca, dándole una sucesora...! Ella no hubiera nunca faltado a la fe que nos juramos en el altar... -No puedo respirar..., la sangre hierve y sofoca mi pecho..., parece que van a estallar todas mis venas... ¡Está tan condensada esta atmósfera! Un poco de ambiente de la noche..., sí..., respiremos...

(Abre una ventana del fondo. Aparece el Volcán ardiendo: al mismo tiempo truenos y relámpagos. -Cierra otra vez).

-¡Oh Dios!, ¡también el cielo...!, ¡también la naturaleza se estremece...! ¡Qué noche de horrores es esta!, ¡qué noche de desolación!