ALFREDO, BERTA, EL GRIEGO, RICARDO, ROBERTO RUJERO, ÁNJELA, CRIADOS.


RICARDO.- ¡Berta!

ALFREDO.- ¡Berta!..., ¡mi padre!

RICARDO.- ¡Alfredo!

RUJERO.- ¡Desdichado!

BERTA.- ¡Perdón!, ¡sombra de mi esposo!, ¡espíritu de la tumba! ¡Perdón!

RICARDO.- No soy sombra, Berta..., no soy espíritu de la tumba... No, Alfredo..., soy tu padre..., soy Ricardo..., que vive aún para correjir los estravíos, para castigar los crímenes... El cielo no ha permitido mi muerte..., ¡ojalá me la hubiese enviado, antes de veros como os encuentro hoy! -En fin, ya estoy en Sicilia..., y a vuestra presencia. -Levantad, señora..., marchemos a mi palacio..., allí sabréis mi voluntad. -Roberto, Rujero, Ánjela..., acompañadme también..., no admito ninguna escusa, ninguna, ninguna... En cuanto a vos (Al Griego) ¡dispensadme de que os vuelva a ver delante de mí!...