Los de la anterior, ROBERTO.


ROBERTO.- Perdonad, Alfredo, que os interrumpa. Un caballero cruzado, acompañado de una hermosa joven, acaban de presentarse en el castillo, y preguntan por vos. Ahí están; y únicamente aguardan vuestro consentimiento.

ALFREDO.- ¿Quiénes podrán ser?

ROBERTO.- Lo ignoro. Sólo puedo deciros que no parecen sicilianos.

ALFREDO.- ¡Y bien!... Al instante. (Roberto sale). No sé qué ajitación es esta. El corazón me palpita como si me arrastraran a un suplicio... Apenas puedo sostenerme.