Escena IV editar

Un grupo de MORISCOS, la VIUDA de un castellano, un MORISCO.


Baja la VIUDA, corriendo por una de las calles del fondo, con un niño en los brazos; un MORISCO la persigue de cerca con sable en mano.


VIUDA.- ¡Mi hijo!... ¡mi hijo!...


MORISCO.- En el infierno volverás a verle.


VIUDA.- ¡Por Dios!...


(Al momento mismo de pasar por delante de una de las calles laterales, sale por ella MULEY CARIME, y se interpone entre la VIUDA y el morisco, que estaba ya a punto de alcanzarla.)