A mi mujer
de José Zorrilla
último tomo de las Poesías.

¿Qué sin ti fuera de la vida mía
la enojosa y larguísima carrera?
¿Sin ti, de mi pesar y mi alegría
compartidora siempre y compañera?
¿Qué ha sido sin tu amor, ni qué sería
mi existencia pasada y venidera,
sin ti, mitad de mi alma, esencia pura
que derrama el consuelo en mi amargura?

Oye, Matilde mía. Tu cariño
santo, tranquilo, indisoluble, tierno,
me es necesario al alma como al niño
la leche maternal; vive en lo interno
del corazón sin falsedad ni aliño,
dominador, inextinguible, eterno,
solo como señor, en su palacio
ocupando tenaz todo su espacio.

En el bien y en el mal, en la distancia,
lo mismo que en tu dulce compañía,
tu amor, flor de suavísima fragancia,
embriaga con su aroma el alma mía.
Del corazón humano la inconstancia
en vano por ahogarle pugnaría:
y si tal vez contra tu amor batalla
siempre vence tu amor y le avasalla,

No hay para mí imposible si lo pide
tu amor; no hay bien por él que no abandone:
no hay ofensa por ti que yo no olvide,
no hay injuria por ti que no perdone:
no hallo placer como en tu amor no anide,
ni amor concibo si a tu amor se opone:
más quiero vivir solo en tu memoria
que henchir el mundo de brillante gloria.

FIN