Lo mismo siente este soneto contra un ciprés que lo abrasó un rayo


 Es verdad; yo te vi, ciprés frondoso,    
 estrechar de los vientos la campaña;    
 yo vi ser la soberbia que te engaña    
 aguja verde en Menfis oloroso.    
 

 Creíste que por grande y poderoso  
 no te alcanzase de un dolor la saña;    
 rodear sabe el mal; por senda extraña    
 vino el castigo en traje luminoso.    
 

 Rigor tu vanidad llama a esta furia.    
 Si no son los castigos impiedades,  
 no se quejen tus culpas tan a gritos.    
 

 Nunca lo que es razón ha sido injuria,    
 ni por más que atormenten sus verdades    
 han de saber quejarse los delitos.