Nota: Se respeta la ortografía original de la época
XVI
A FRANCIA

Nadie, Francia, te defiende;
Tribuno, apóstol, soldado...
No tienes uno á tu lado;
Gracias dan al que te ofende.

¡Contra tí se han conjurado
Los pueblos, mísera y triste!
Pues dínos, ¿qué les hiciste?
¿Cuál ha sido tu pecado?

Tú la tierra que gemía
Cruzaste, ¿y de qué nación
No llevaste al corazón
Paz, esperanza, alegría?

A la una diste tü oro,
A esotra tu sangre diste,
Y por doquiera esparciste
De tus luces el tesoro.

Madre de pueblos tú eres,
Acostumbrada, en tus hechos,
A reivindicar derechos
Y á restablecer deberes.

Cual vuelven repletas greyes
Al establo, á sus prisiones
Hoy caminan las naciones
So el cayado de sus reyes.

Ayer, rayo de la guerra,
Combatías y amparabas;
¡Y ahora que doliente acabas.
Queda sin sombra la tierra!

¡Qué ingratos fueron contigo!
Para ultrajarte, traidora
Vino la turba á la hora
Del providencial castigo.

Y en ver tu sangre gozaban,
Y á cada golpe reían,
Y á aquellos escarnecían
Que aun madre te confesaban.

¡Sólo les duele, en tu mal,
Que esa cabeza que inclinas,
Así, punzada de espinas,
Sea una frente inmortal!

No ser francés deseara
Para en tu duelo profundo
Decirle imparcial, al mundo.
Cuánto á mi pecho eres cara.

Que ensangrentada, rendida,
Perdido el cetro de oro,
¡Eres la Francia que adoro,
Eres mi patria elegida!