Vicente Espinel (Retrato)
EL MAESTRO VICENTE ESPINEL.
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La desgracia ha perseguido aun mas allá del sepulcro al Maestro Vicente Espinel; pues nació pobre, no murió rico, y después de su muerte si se ha hecho alguna memoria de su nombre ha sido para zaherirle, ó para tener que defenderle.
Nació en el arrabal de Ronda, llamado el Mercadillo, y se bautizó en la Parroquia de Santa Cecilia el Domingo 28 de Diciembre de 1551. Fue hijo de Francisco Gómez y de Juana Martin, descendientes de conquistadores de aquella Ciudad, que tenían hacienda de repartimiento de los Reyes Católicos; aunque después la perdieron de resultas de una fianza. El apellido de Espinel lo tomó de su abuela materna, uso ó abuso muy común en aquellos tiempos.
Se ignora el motivo por que hizo sus primeros estudios en Salamanca; pero no el que fué discípulo en la lengua latina del célebre Juan Causino, y que logró en aquella Ciudad una beca en el Colegio de S. Pelayo.
El reynado de Felipe II, nada pacífico, le proporcionó el gusto que entonces dominaba de correr mundo, baxo el honroso pretexto de las armas, y así se alistó en ellas, tal vez atraído de aquellos valerosos Españoles que vió en la esquadra llamada la Vizcayna, al mando de D. Miguel de Oquendo, que era el ala derecha de la famosa Invencible, que después de su desgraciada dispersión arribó á Santander.
Con el exercicio de soldado corrió mucha parte de España, Francia é Italia; y en Milán, á últimos del año de 1580, tuvo el encargo de la composición, traza, historia y versos que se emplearon en las famosas exequias celebradas por el alma de la Sra. Doña Ana de Austria, muger del Sr. Felipe II, en las que predicó el Arzobispo S. Cárlos Borromeo; y mereció ser preferido en esta comisión á Aníbal Tolentino.
Fué muy versado en la música, y se preciaba de ser inteligente en ella, no siendo la menor prueba de esta verdad el haber añadido sexta cuerda á la vihuela, que hace el baxo, alma de la música, que con su gravedad auxilia al tiple, lo corrige y dulcifica; y lo que él mismo cuenta de un caballero, que oyendo cantar una estancia de unas rimas que le habia compuesto para su dama, y empiezan
- Rompe las venas del ardiente pecho,
- Ninfa cruel, y con sangrienta llaga,
- Abre camino al corazón difunto,
- Verás de mi dolor la injusta paga.
Sacó la daga, y se hubiera abierto el pecho con ella, á no habérselo impedido.
Si de la música no nos han quedado mas documentos que las referidas especies para acreditar de gran músico á Espinel, no así de la poesía para calificarle por uno de nuestros buenos poetas: pues ademas de haber sujetado á su corrección sus versos Lope de Vega Carpio, y merecer de este unos elogios no comunes en su Laurel de Apolo: Lupercio Leonardo de Argensola le llama Píndaro moderno; y el inimitable Cervantes dice en su Canto de Caliope
- Que al cielo aspira.
- Ora tome la pluma, ora la lira.
Las composiciones del Maestro Espinel, recogidas en un tomito, impreso con el título de Rimas en Madrid en 1591, aprobado por D. Alonso de Ercilla, que las califica con buenos y agudos conceptos en gentil término y lenguage, y que es lo mejor que ha visto, contienen diferentes géneros de versos en que brillan delicados pensamientos, naturales pinturas de países deliciosos y sitios amenos, con mucha fluidez y armonía. Si se hubiesen hecho mas públicas sus canciones, epístolas y sonetos, serian capaces cada una de estas piezas poéticas de defender su criticada Arte poética de Horacio.
La canción que da principio
- "Ay! bien logrados pensamientos mios;
Y las octavas que comienzan
- "El bien dudoso, el mal seguro y cierto;
que el autor miraba como sus composiciones mas favoritas, salen por garantes de nuestro aserto.
Espinel, vuelto á su patria cargado de años, de trabajos, de conocimientos y experiencia se ordenó de Sacerdote, y obtuvo un Beneficio de sangre en Ronda: Felipe II le confirió la Capellanía de aquel hospital Real; y sin que se haya hasta ahora descubierto, por mas diligencias que se han hecho, el motivo que le conduxo á Madrid, se sabe que se retiró de muy avanzada edad al recogimiento de Santa Catalina de los Donados, en donde murió de cerca de 90 años, dexando oculta la serie de su vida entretexida con varios sucesos extraños, en las Relaciones que tituló del Escudero Márcos de Obregon, impresas en esta Corte en 1618, y reimpresas después en la misma en 1744: obra muy moral y bastante divertida, y que contiene especies muy raras y singulares.
Don Nicolás Antonio, después de confesar que profesó y cultivó con lustre la música y poesía........ añade, que Espinel fué autor de las décimas, de que se llamáron por esto Espinelas: aunque D. Gregorio Mayans lo niega, atribuyendo este honor á Juan Ángel, y solo concediendo á aquel el haber variado el sitio y órden de la consonancia.