Viaje maravilloso del Señor Nic-Nac/III

CAPÍTULO III.
Primeras consecuencias del experimento.

Hace ocho días que no pruebo bocado, ni bebo una gota de agua.

Las fuerzas de mi cuerpo me abandonan, y apenas puedo contenener la débil pluma con que trazo estas líneas.

Los dolores del hambre, terribles al principio, han rendido al cuarto día, y creo que los órganos internos van reduciéndose, como el grano de alcanfor que se evapora paulatinamente.

La materia muere; pero el espíritu crea alas, y siento próximo el momento de la partida.

El rostro se deprime en las sienes y en las mejillas, los ojos saltan de las órbitas, las crispaciones de los músculos han desaparecido tambien.

Me contemplo en un espejo y me horrorizo de mí mismo. Si esta es la imájen con que voy á presentarme á los otros espíritus, no dudo que se alejarán espantados......

Siento sacudimientos tetánicos... no importa.... quizá es el espíritu que los produce al desprender la imájen de la materia......

Mi familia está desconsolada... quiere llamar un médico.... nécia! no sabe que voy á entrar en comunicacion directa con el alma universal! Las convulsiones aumentan.... siento un calor particular.... fiebre......

Las imájenes terrenales van perdiendo su intensidad... solo percibo bultos... Ah! la familia... galera, botas, pulso, reloj... médico!

Un bulto, un médico, me toma la mano... su mano es de hielo... me estremece! ¿tendrá su corazon como la mano?... infeliz.... porqué no ha consultado á Seele?

Me mira...... apenas le distingo.

—"Está moribundo!" dice en voz baja, y sonrio al oirle, porque mi espíritu que vá recobrando yá la libertad, al contacto del médico, aumenta la intensidad de sus sentidos.

Al examinar mi sonrisa exclama "Loco! muere loco!"

Sonrío nuevamente; el médico retrocede.

—"Qué bien sería darle algun alimento!" dice. Vuelve á tomarme el pulso. "Ha muerto! Qué bien hubiera sido alimentarle en sus últimos dias! Ha muerto!"

Muerto! já! já! infelices ¿no sabeis que recien ahora estoy vivo, y que el espíritu y la imájen, flotando ya en el éter de las almas, goza de toda la actividad del espíritu universal? Muerto! ¿llamais muerte al momento supremo de la gloria? ¿No veis mi espíritu que se eleva? ¿No lo veis? ¿No reconoceis la imájen?

Allá en la tierra queda mi cuerpo rodeado por lo que era mi familia.

Junto á la mesa en que escribía, el médico que contribuyó á libertar mi espíritu, contempla azorado una hoja de papel sobre la cual van apareciendo estas líneas espontáneamente.

Es mi génio subordinado quien las traza. Pero el médico no percibe al génio ¿por qué?.........

Ah! qué horror!
Ese médico no tiene imágen.
Ese médico no tiene fisionomía.
Yace tendido en el suelo.
Acaba de espirar de espanto.
Su espíritu, su imájen, flota tambien en el éter de las almas libres.