VATICINIO

Un día,
la ciudad que desde arriba
vea,
se levantará sobre sus flancos
y caminará.
Sus grandes remos
de hierro,
moviéndose a un compás
solemne,
avanzarán río adentro
y el agua
los sostendrá.
Con su ancha proa roma,
hecha para calar
en el horizonte
túneles gigantes,
sus selvas de chimeneas,
lanzas negras;

sus nieblas y sus penachos
y su ejército de casas,
ordenado por una
voluntad prevista,
dejará sus húmedos
sótanos coloniales,
y, atravesando el mar,
entrará en la Tierra
gastada y luminosa
de los Hombres.