UNA PALOMA

Vuela sobre la piedra áspera
una paloma
de blancura de sal.
Extranjera parece su ternura
a las aristas
de la ciudad.
Al sesgo
raya mi balcón,
se posa,
levanta y gira
como desorbitada
sobre la hosca cárcel
multicelular.
¿Y si florecieran
de repente
las paredes de cal
una perfumada blandura,
un desbordamiento de pétalos
amarillos, rosados, azules y verdemar?