Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


Un tiro difícil.

Hablándose entre varios cazadores de tiros raros y de heridas poco comunes, un andaluz , que era del oficio, les dijo:

— Nadie ha hecho en este punto lo que yo. De un balazo dejé á una cierva herida en la punta de la oreja derecha y en la pezuña del pié izquierdo.

— No puede ser, no puede ser, esclamaron á la vez los concurrentes. ;Cómo diablos habia de estar esa cierva para recibir dos heridas tan disparatadas?

— Poco á poco caballeros, repuso tranquilamente el hijo del Mediodia; cuando yo le apunté se estaba rascando.