Un caballero instruido
Pidió una criada de servicio á un caballero, en la casa de correos, que leyera una carta que acababa de recibir. El caballero, que tal lo parecia, cogió la carta, la abrió, la miró y comenzó á llorar.
La criada, viendo aquel llanto, creyó que lo motivaba alguna desgracia suya comunicada en la carta, y principió también á llorar.
Al mismo tiempo, un aprendiz de remendon que enamoraba á la chica, y esperaba para casarse la licencia de los suegros, creyó que venia negada, y completó el terceto llorando á lágrima viva, y arrojando mas agua que lleva el canal de Isabel II.
— Pero, señor, dijo la jóven al caballero; hable usted, por Dios; ¿es que escribe mi padre que se ha muerto, ó mi madre ó mi hermana?
— Qué me importan su padre ni su madre, dijo el caballero con desprecio. Lloro, porque un caballero como yo, asómbrese V., no sabe leer.