La economía doméstica

Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


La economía doméstica.

Un labrador viudo, y con su casa andante y volante, contrajo matrimonio con una jóven lindísima, pero no tan rica como el. La novia, no atreviéndose por completo á ser desde el primer dia la dueña de la casa, dijo á su marido:

— ¿Qué cena quieres que le dé al criado?

El marido repuso con tono de gran señor: — Chica, hoy gasta y derrocha, que para eso es el dia de la boda. Y añadió: Dale media sardina, aunque se reviente.