I 
  Desde mi ventana, 
¡campo de Baeza, 
a la luna clara ! 
  ¡Montes de Cazorla, 
Aznaitín y Mágina! 
  ¡De luna y de piedra 
también los cachorros 
de Sierra Morena! 
       II 
  Sobre el olivar, 
se vio la lechuza 
volar y volar. 
  Campo, campo, campo. 
Entre los olivos, 
los cortijos blancos. 
  Y la encina negra, 
a medio camino 
de Úbeda a Baeza. 
       III 
  Por un ventanal, 
entró la lechuza 
en la catedral. 
San Cristobalón 
la quiso espantar, 
al ver que bebía 
del velón de aceite 
de Santa María. 
  La Virgen habló: 
Déjala que beba, 
San Cristobalón. 
       IV 
  Sobre el olivar, 
se vio la lechuza 
volar y volar. 
  A Santa María 
un ramito verde 
volando traía. 
  ¡Campo de Baeza, 
soñaré contigo 
cuando no te vea! 
       V 
  Dondequiera vaya, 
José de Mairena 
lleva su guitarra. 
  Su guitarra lleva, 
cuando va a caballo, 
a la bandolera. 
  Y lleva el caballo 
con la rienda corta, 
la cerviz en alto. 
       VI 
  ¡Pardos borriquillos 
de ramón cargados, 
entre los olivos! 
       VII 
  ¡Tus sendas de cabras 
y tus madroñeras, 
Córdoba serrana! 
       VIII 
  ¡La del romancero, 
Córdoba la llana!... 
Guadalquivir hace vega, 
el campo relincha y brama. 
       IX 
  Los olivos grises, 
los caminos blancos. 
El sol ha sorbido 
la calor del campo; 
y hasta tu recuerdo 
me lo va secando 
este alma de polvo 
de los días malos.

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