Almanaque del espiritismo (1873)
Si yo viera...
de José Palet y Villava.

Nota: Se ha conservado la ortografía original.

SI YO VIERA.....

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Pedid y se os dará: buscad, y
hallareis; llamad y se os abrirá.
San Mateo. Cap VII, v. 7.

La escuela de Santo Tomás es sin disputa alguna la que más partidarios cuenta en los tiempos que alcanzamos. Heredero forzoso el siglo actual de las negaciones del anterior, la humanidad, entre corrientes opuestas, atraviesa un periodo de fermentacion y de lucha en el que aparece como brillante estrella, como faro luminoso que nos ha de conducir 6 seguro puerto la. sublime doctrina del Espiritismo.

Porque embotado por decirlo asi el espiritu por el materialismo de la edad presente, muerta la fe en vista del espectáculo que ofrece el sacerdocio de las religiones positivas, los mas de los hombres no se paran en la vida refleja del ya que nos daria indudablemente la existencia de Dios y la inmortalidad del alma como axiomas de la ciencia, sino que aturdidos, repetimos. por cuan- to nos circunda, queremos pedir la prueba de aquellas dos verdades, pretendemos buscar el reino de Dios, que está en nosotros, en el mundo fenomenal y empírico que nos rodea.

Por eso son tantos y tantos los fariseos que piden señal para creer.

La parte fenomenal del Espiritismo, he aquí lo que atrae y llama la atencion. Se concede lo sublime y filosófico de la doctrina. No hay pruebas que puedan oponerse á la lógica irresistible y avasalladora emanada de las enseñanzas de los espiritus; lo que se niega es precisamente la comunicacion, es decir, el medio por donde esta doctrina ha llegado ri nosotros.

¡Si yo viera algo!... creería. He aqui la frase que diariamente oímos los espiritistas. «Hacednos ver algo á medida de nuestro gusto y en las condiciones que nosotros diremos y entonces os honraremos entrando a participar de vuestras ideas.»

Es decir que lo que se busca es el entretenimiento, satisfacer la curiosidad, alimentar ese sentimiento hacia lo maravilloso que forma uno de los elementos constitutivos de nuestro ser. That is the question.

Poco importa la parte moral de las enseñanzas de los séres de ultra-tumba, ni la correccion de nuestras misiones, la depuracion de nuestro espiritu castigándonos del orgullo y del egoismo que nos corroen. Todo esto es cosa de poca monta. Lo esencial es el fenómeno, el hecho tangible; el velador que quede suspendido en el aire, los espíritu: que adivinen el futuro contingente. los cigarros que tiene uno en la petaca o los novios que ha tenido ln señorita de enfrente. Tal es el modo de considerar- el Espiritismo por los hombres de mundo, les esprits forts.

¡Si viera algo... creeria! Lo primero que debeis hacer, los que esa frase pronunciais tan á menudo , es tratar de poneros en condiciones para ver, y si se os hace algo cuesta arriba dejadlo, que ya os llegará la vez, como á todos nos llegó.

Con dos alas se remonta el alma del mundo material en que se baile pum y sujeta al mundo invisible de los espiritus. Une es la meditacion, el estudio profundo y filosófico de ese gran libro que todos tenemos delante y que se llama naturalaza para de esta remontarse con el corazon humilde al conocimiento del artífice supremo de Dios.

La otra es el dolor, el fuego sacrosanto de las tribulacíones que desprendióndonse de la tierra nos hacen ver que nuestra estancia en ella es una expiacion, un castigo, un destierro más ó menos largo.

Meditad, pues, estudiad, llamen repetidamente á la puerta y el hechovendrá á vosotros. ¡No ha de venir! Seria la primera vez que se hubiera llamado á las puertos del Padre y este hubiese rechazado la súplica. de sus hijos.

Pero no llameis con el corazon henchido de orgullo, creyendoos dioses, imaginandoos que habeis llegado á la cumbre del saber, pues en vano esperarieis la respuesta. No busquen; la verdad con la intencion preconcebida de no dejaron convencer y de persistir sistemáticamente en vuestras ideas. Mirad que si no deponeis vuestra petulancia y vuestra soberbia no obtendreie más respuesta que le que obtuvieron aquellos fariseos que dirigiéndose al Cristo le apostrofiiban diciendo: «Si eres hijo de Dios, desciende de la cruz y creeremos en ti.»

José Palet y Villava.