Contemplad a Jesús
Nota: Se ha conservado la ortografía original.
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He aqui la frase que sin cesar oímos á todos los que pretenden predicar y enseñar el Evangelio. Contemplad á Jesus, nos dicen sin coser todos aquellos que se creen discípulos del Cristo. ¿1 cómo hongos de contemplado sino nos enseñan el modo de hacerlo? No hasta dar consejos nf) ¡msm Palabra»s que despues de todo desgrn:cmdmente se olvidan. Son necesarios los hechos; ca sobre todo de alta importancia que los que aquellas palabras dicen sepan contemplar ú Jesús.
Sobre este particular vengo á daros una enseñanza.
No habeis de ver en Jesús el Gólgota; su gloria ca la que debeis contemplar. No el martirio que entristece el alma, sino su infinita sabiduria y bondad habeis de ver, porque el martirio nada enseñe; sus sufrimientos nada nos dicen, puesto que han existido espíritus que han sufrido tanto como ¡fl y en peores condiciones. Contemplad a Jesús por sus máximas, por su bondad, por su humildad y por su Caridad. Ese es Jesús, puesto que no ha habido ni habrá un espíritu que formule ni la mas insignificante de nos parábolas. En el Evangelio, inspirado por Él á sus apóstoles, están grabadas con letras inmortales todas las leyes que la Humanidad puede necesitar; en el Evangelio es donde debemos contemplar a Jesús , en el Evangelio que es el espíritu, no en el Gólgota que es la materia.
Ha llegado el tiempo de que á Jesús se lo comprenda, ha llegado el tiempo de adorar ú Dice en espiritu y verdad; y todas aquellas manifestaciones que de la materia se desprendan, deben quedar olvidadas.
Vosotros los que teneis la delicada mision de propagar las ideas del Cristo, penetradlc siempre en su verdadero sér, presentadlo como modelo que en de humildad , amor y caridad; pero evitad presentarle como al criminal que muere en un suplicio, porque si bien la imágen de Jesús ensangrentado conmueve hondamente, mi sólo mientras la imágen del Salvador tenemos delante, porque despues con las fiestas del mundo, cruz y Gólgota se olvidan, mientras que la fé. el amor la caridad y me palabras de infinita sabiduria se infiltran en nuestra alma y cada vez au imágen adquiere á nuestra vista, mayores, más vivos resplandorea.