Si de mortales feridas
i de mortales feridas
fincare muerto en la guerra,
llevadme, Jimena mía,
á San Pedro de Cardeña:
y así buena andanza hayades
que me fagades la huesa
junto al altar de Santiago,
amparo de lides nuesas.
Non me curedes plañir,
porque la mi gente buena
viendo que falta mi brazo
non fuya y deje mi tierra.
Non vos conozcan los moros
en vuestro pecho flaqueza,
sino que aquí griten armas,
y allí me fagan obsequias:
y la tizona que adorna
esta mi mano derecha,
non pierda de su derecho,
ni venga á manos de fembra.
Y si permitiere Dios
que el mi caballo Babieca
fincare sin su señor,
y llamare á vuesa puerta,
abridle y acariñadle
y dadle ración entera,
que quien sirve á buen señor,
buen galardón dél espera.
Ponedme de vuesa mano
el peto, espaldar y grevas,
brazal, celada y manoplas,
escudo, lanza y espuelas;
y puesto que rompe el día
y me dan los moros priesa,
dadme vuesa bendición
y fincad enhorabuena.—
Con esto salió Rodrigo
de los muros de Valencia
á dar la batalla á Búcar.
¡Plegue á Dios que con bien vuelva!