FABRAQUER, CONDE DE.

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Por Sigüenza, provincia de Guadalajara.


Siente un gozo tan inefable cuando habla el presidente del Consejo de ministros, que solo puede significarlo dejando correr alguna lágrima por sus robustos mofletes; y lo quiere tanto, que sería con gusto su compañero encargándose de la cartera de Gracia y Justicia. En cada rumor de crisis cree su señoría llegado el momento de conseguir deseo tan cándido, y no han bastado una infinidad de desengaños para hacer que desaparezca de su magin esa pretensión descabellada.

Escribió los acontecimientos de la revolución de Roma como testigo ocular; pero los periódicos dieron en la flor de decir que el señor conde había hecho una mala traducción de una obra francesa, y con esta majadería fué desacreditada la obra, y su autor privado de hacer de cronista en nuestra expedición á Italia.

Tiene mucha carne, especialmente encima de los ojos, y todo él es extraordinariamente abultado. La toga no le sienta mal, pero le sentaría mejor un hábito de fraile, pues sobre estar su señoría cortado como de molde para ello, tiene tal propensión á las cosas de iglesia, que ha tomado la investidura de secretario de la comisaría de Cruzada con la limosna de 60,000 reales al año.