Sedan
de Víctor Hugo
traducción de Ricardo Palma


Es grande Lucifer en su caída
algo de apoteosis hay en ella.
En su inmensa catástrofe una huella
de vivísima luz puso el Señor.
Bonaparte cayó! Luces y nieblas
rodean su memoria soberana.
Queda la duda, en la conciencia humana,
sobre el mal que hacen los que grandes son.

Cuando asciende un gigante á las alturas
imitarlo pretende hasta el pigmeo:
no alienta en un enano un Prometeo;
quien nació chico, chico acabará.
Y Dios, para lección de los mortales,
tras la epopeya la parodia trajo,
y así vimos á un triste renacuajo
caer desde una altura colosal.

Era el crimen ese hombre. Era preciso
que, al caer, ostentase su miseria,
histrión infame que, en infame feria,
revistiera la púrpura imperial.
Y al caer entre el lodo, el mismo lodo
se avergonzó de recibir sus manes...
¡César! Asco inspiraste aún á los canes
y náusea al inmundísimo albañal.