Señor, no me desprecies
XC
Génesis XXXII 24-30. [1]
Señor, no me desprecies y conmigo
lucha; que sienta al quebrantar tu mano
la mía, que me tratas como á hermano.
Padre, pues beligerancia consigo
de tu parte; esa lucha es la testigo
del origen divino de lo humano.
Luchando así comprendo que el arcano
de tu poder es de mi fé el abrigo.
Dime, Señor, tu nombre pues la brega
toda esta noche de la vida dura,
y del albor la hora luego llega;
me has desarmado ya de mi armadura
y el alma, así vencida, no sosiega
hasta que salga de esta senda oscura.
Oviedo 6 XI 10.
- Notas
- ↑ Ver explicación en Epílogo y notas.